La paz ha sido siempre un propósito de los colombianos difícil de alcanzar, pues luego de constituidas las Farc como guerrilla han transcurrido más de cincuenta años sin haberla podido lograr, aún en gobiernos como el de Julio Cesar Turbay con su "Estatuto de Seguridad" y luego Belisario Betancur con su proceso de paz; como tampoco los que les sucedieron como Andrés Pastrana en el Caguán ni mucho menos Álvaro Uribe con su programa de "Seguridad Democrática" que de alguna forma los sometió, debemos reconocerlo, pero no definitivamente.
Betancur enfocó sus esfuerzos a un acuerdo negociado, para lo cual estructuró una reforma política que facilitó el diálogo con las guerrillas y demás grupos ilegales.
Creó la Comisión Nacional de Paz, e incluso firmó acuerdos de cese al fuego y tregua; hechos que hoy día la gente no sabe o no recuerda.
El M-19 se acogió al proceso pero las Farc continuaron en su lucha armada, al igual que las demás organizaciones guerrilleras, como el Ejército Popular de Liberación (EPL), el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y la Autodefensa Obrera (ADO).
Era el año 1982, el mismo en el cual el Congreso aprobó la Ley 035 llamada Ley de Amnistía, sancionada el 4 de diciembre por el mismo Belisario Betancur en su calidad de Presidente de la República y mediante la cual quedaron en libertad muchos presos políticos que habían sido encarcelados con la aplicación del llamado "Estatuto de Seguridad", expedido por su antecesor Julio César Turbay al amparo del Estado de Sitio, medida muy al estilo "Uribe", con amplias facultades para las Fuerzas Armadas, pero que tampoco dio resultado.
Eran años muy difíciles a los cuales les había precedido el cruento enfrentamiento de liberales y conservadores en la violencia de los años cincuenta.
No es de ahora entonces, que la paz le ha sido esquiva a Colombia si nos remontamos aún más atrás, siendo siempre la clase política el principal obstáculo para alcanzarla, tal como viene sucediendo ahora con el Acuerdo de La Habana y sus seis puntos básicos dentro del marco de la Jurisdicción Especial para la Paz.
Temas todos producto de un gran esfuerzo conjunto entre guerrilleros y Gobierno durante más de cuatro años de conversaciones que no se deben pasar por alto, ni mucho menos "hacerlos trizas".
Las juventudes se preguntan, ¿hasta cuándo? ¿Qué más quiere la oposición?
Los celos y el egoísmo parecen rebasar el interés común y el beneficio general.
Retroceder no nos lo perdonaría la historia, mucho menos si lo que se busca son resultados electorales basados en la retórica distorsionadora y promotora del pánico.
¿Hasta cuándo tanto odio y resentimiento?
Dijo Mujica, el expresidente de Uruguay, "Hay que ver si lo importante es cobrar cuentas viejas o arreglar el porvenir...)"