HENRY BRADFORD SICARD | El Nuevo Siglo
Jueves, 1 de Mayo de 2014

Nuevas protestas campesinas

 

Esta semana se inició un nuevo capítulo de protestas campesinas en varios departamentos del país. Se estima que varios miles de campesinos se han reunido en estos días en Cundinamarca, Boyacá, Huila, Santander, Cauca, Casanare y Meta; su objetivo primordial es hacerle un llamado al Estado para que cumpla con los compromisos que se habían acordado en las mesas de negociación del pasado  paro agrario.

Los representantes de los campesinos o dignidades agropecuarias elevan sus protestas ante el Gobierno, en cabeza del ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Rubén Darío Lizarralde, por no haber ejecutado los acuerdos y convenios a los que se había comprometido el Estado; las principales peticiones que hacen los campesinos están enfocadas en temas de control de costos de insumos agroquímicos, medidas para mitigar el impacto de los tratados de libre comercio al sector agropecuario, lucha contra el contrabando, protección del medio ambiente y de los recursos naturales por el impacto negativo que tiene la minería, apoyo a ciertos cultivos y tratamiento especial de deudas bancarias.

Es claro que el sector agropecuario viene enfrentando una pérdida de competitividad y eficiencia desde hace varios años; el desarrollo productivo que ha tenido nuestro país en la última década ha estado focalizado en las principales ciudades del país, pero el desarrollo en el sector rural es prácticamente inexistente. Nuestros campesinos ven cómo el Gobierno hace alarde de desarrollo económico, de niveles históricos en inversión extranjera, de aumento del comercio exterior, de disminución del desempleo y de estabilidad jurídica, por mencionar solo algunos indicadores económicos, pero el ciudadano de alpargatas, el agricultor que vive de cultivar su tierra, no ha visto tal desarrollo y no se favorece en lo mínimo de esas buenas cifras. Su realidad es muy distinta y siente los niveles de pobreza cada vez más cercanos.

Esto último motiva las protestas que se han venido presentando; es entendible que se realicen manifestaciones con el fin de buscar ser oídos, de que la gente entienda que la pobreza que se vive en al campo es elevada y de que son los agricultores quienes  trabajan diariamente para que nosotros, en las grandes ciudades, podamos obtener los alimentos. Aunque puede no ser fácil hablar con el campesino tradicional de productividad, de innovación, de mercados internacionales o de inversores extranjeros, ello no libera al Gobierno de su responsabilidad en la búsqueda de  políticas agrarias que conduzcan a que el campo pueda también desarrollarse eficientemente y que nuestros compatriotas campesinos tengan una vida más digna.

El Gobierno actual manifiesta que el paro tiene connotaciones políticas y que algunos partidos han aprovechado esta situación para “hacer campaña”, pero la realidad es que todo el país debe ser consciente de la inequidad que vive nuestro campo. Independientemente de quien gane las próximas elecciones, el Gobierno deberá buscar una hoja de ruta a largo plazo para el sector rural, a través de acciones claras y concretas que impulsen el desarrollo y la eficiencia en este importante sector para Colombia.