El TLC y los nuevos Santo Domingos
NUESTRA historia ha sido excluyente. Todo lo domina la guerra y la lucha política. Pareciera que no ha habido otra cosa de importancia que batallas y combates y que fuera de sus militares y caudillos el país no tuviera hombres excepcionales. Esto no solamente no es cierto, sino que equivale a una mutilación de la gran realidad nacional.
Los caudillos y los mariscales han protagonizado hazañas memorables, pero al lado de ellos, figuras gloriosas del sector civil, con fuerza impactante han jalonado en forma portentosa el progreso y el desarrollo de Colombia. Citemos, como lo ha recordado hasta el cansancio Otto Morales Benítez, el movimiento colonizador, creador de Caldas, Risaralda, Quindío y parte vital del Tolima y del Valle. Cómo no citar a los que impusieron la cultura del café; cuando el país recibía un dólar por petróleo, durante 75 años los caficultores aportaban seis dólares. ¿Qué sería de la Nación sin los Echavarría, los Caicedo, los Puyana, los Mejía, los Alejandro Cortés, los Sarmiento Angulo, los Ardila Lulle, los Santo Domingo y tantos egregios empresarios?
En un estimulante ensayo sobre Julio Mario Santo Domingo afirmó el ensayista Alberto Abello que criticar, destruir y maltratar a las figuras de empresa es fácil, lo complejo es crear frentes de trabajo, empresas sólidas, comercios prósperos fuente de bienestar, dinamismo y progreso. Numerosos luchadores, partiendo de cero, con tenacidad asombrosa, superando quiebras, contratiempos, y mil obstáculos, al fin logran amasar una gran fortuna. Y si a lo anterior suman altruismo y desprendimiento cívico, ¿por qué no exaltarlos y señalarlos como figuras emblemáticas de la comunidad?
Ciertamente Colombia ha ganado un puesto de avanzada en su actividad económica. Pero seguimos en la lista de los pueblos subdesarrollados y tercermundistas. El mismo Juan Camilo Restrepo, con toda franqueza y con la autoridad que le da el ser uno de los ministros estrella, afirmó que no estamos suficientemente preparados para sacar todo el provecho deseable del TLC. El aeropuerto principal del país es limitadísimo. Llevamos muchísimos años planificando el Túnel de La Línea, esencial para salir al Pacífico. Sólo el quince por ciento de las carreteras está pavimentado. En cada invierno los derrumbes nos incomunican en forma sustancial.
El presidente de México, Lázaro Cárdenas, hizo célebre una frase. Es más urgente construir un kilómetro de carreteras que poner a funcionar veinte escuelas. Sin desarrollo, sin riqueza, ¿cómo podemos financiar aulas, alimentar niños y pagar maestros? Hoy México es la sexta economía del mundo, por sus sorprendentes avances en infraestructura.