HUGO QUINTERO BERNATE | El Nuevo Siglo
Martes, 24 de Enero de 2012

 

Venenos importados

 

La Deutsche Welle, la serísima cadena de la radiotelevisión estatal alemana, publicó esta semana un preocupante informe sobre las condiciones en que se producen textiles y cuero en China, India y otros países de Asia, donde manufacturan mercancías tanto de consumo masivo como exclusivo, de reconocidas marcas occidentales.

El establecimiento de la mayoría de las manufactureras de jeans, ropa interior y exterior de algodón, así como de bolsos y zapatos de cuero en China, Bangladesh o India no tiene nada que ver con la eficiencia de los obreros de allá o con los índices de productividad de las industrias de esos países, sino con la absoluta falta de políticas de seguridad industrial o de controles medioambientales.

Los comerciantes de todo el mundo, que antes que nada son eso, comerciantes, y por tanto, cualquiera sea su nacionalidad o ideología, no tienen más norte que el de reducir costos y elevar ganancias, han trasladado la gran mayoría de sus factorías a esos países, porque allí pueden adelantar impunemente procesos industriales que en Occidente no superarían ni las mínimas regulaciones. Lo que no han calculado esos comerciantes es que el producto final que traen, termina por tener en su composición todos esos elementos químicos que allá no controlan y pueden ser nocivos para la salud de los consumidores.

La DW daba cuenta de usuarios en París de zapatos “Made in China” que resultaron con una extraña enfermedad en los pies que terminó por descubrirse que era causada por el uso de dimetilfumarato, un potente fungicida de alta toxicidad, prohibido desde hace bastante tiempo en Occidente.

Análisis de prendas de vestir y de desvestir, pues la legendaria lencería francesa está entre ellas, fabricadas en China o en India, han encontrado sustancias cancerígenas como el toluol, el trióxido de cromo o los tintes AZO, sin que a los consumidores se les advierta de ello, para que por lo menos decidan si adquieren o no un artículo manufacturado con productos químicos que pueden producir cáncer.

Aquí en Colombia, no creo que el Invima, o cualquier otra agencia del Estado, se haya tomado el trabajo de analizar el contenido de alguna de las bolsitas esas que vienen dentro de los zapatos o de las maletas y que tienen la función supuesta de protegerlos contra el moho que produce la humedad, para establecer exactamente de qué están hechas. ¿Están seguras nuestras autoridades sanitarias de qué tipo de sustancias contienen los zapatos o las maletas que ayer estrenaron los millones de niños que iniciaron la temporada escolar?

Tan conscientes son las empresas de la falta de controles sanitarios y medioambientales de los países asiáticos donde producen sus mercancías, que ya no anotan en sus productos el tradicional “Made In…” sino el simple “Design by…”, y lo hacen para evitar que los consumidores sepan de donde proviene el último objeto de su más reciente deseo o para que no lo asocien con trabajo infantil, obreros-esclavos o contaminación química.

Da igual, porque no hay nada más inconsciente que un consumidor antojado y tentado por bajos precios.

@quinternatte