JAIME ALBERTO ARRUBLA PAUCAR | El Nuevo Siglo
Jueves, 5 de Septiembre de 2013

Los cambios en el Gobierno

 

La crisis ministerial que recientemente se presenta, apunta a  oxigenar el Gobierno para el último año de su período constitucional. Los cambios son esperados por la ciudadanía, remozan  las caras ya desgastadas y se aprovecha para corregir el rumbo en miras a los próximos comicios electorales, como lo exigen los nuevos tiempos con reelección presidencial a bordo. Indiscutiblemente el giro que se dé a la composición del equipo gubernamental, deberá estar más  dirigido  hacia el logro de fines políticos electorales.

El paro campesino puede haber sido el detonante que precipitó la llamada crisis, pero no deja de ser  una oportuna circunstancia que se aprovecha para corregir el rumbo de algo que debía componerse  encaminado hacia  los propósitos en la próxima contienda electoral.

Sin embargo, no debería  perderse el impulso del último aliento para dejar por lo menos caminando expectativas que se crearon desde el comienzo del Gobierno actual y que pueden quedar frustradas no obstante la imperiosa necesidad de realizarlas. Me refiero a la reforma a la justicia que el país precisa y necesita.

La Nación precisa de una reforma a la justicia de manera urgente a fin de que la sociedad vuelva a  confiar y a creer en sus jueces y sus decisiones, como instrumentos de paz y de convivencia social. Con este propósito terminó el anterior Gobierno y comenzó el presente; se identificaron los temas, se elaboraron los proyectos y se creó la expectativa social de realizarlos. El acceso a la justicia, la descongestión, la composición de las Cortes,  la forma de designar o elegir magistrados, el gobierno de la rama jurisdiccional; el funcionamiento del Consejo Superior de la Judicatura; el presupuesto de la justicia, el abuso de la acción de tutela;  la  Fiscalía, su ubicación y designación o elección de Fiscal, fueron, entre muchos otros, temas que se decantaron y se examinaron por expertos, concluyendo con importantes propuestas de reforma.

Todos sabemos qué pasó, algunos pocos quisieron aprovecharse de la reforma introduciendo regulaciones para su beneficio personal y  con ello echaron al traste un propósito que se necesita y se requiere sin mayor dilación.  Lo más grave fue que estigmatizaron la reforma, al punto de no poderse hablar nuevamente de reformas a la justicia.

Opinamos que llegó el momento de superarlo; en este último año y con este nuevo aire, el Gobierno debe revivir el tema y ponerse en consonancia con entidades tan serias como la Corporación Excelencia a la Justicia, para que nuevamente el tema de la justicia vuelva a estar en el centro de las políticas estatales.