JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ | El Nuevo Siglo
Miércoles, 28 de Diciembre de 2011

 

¿Por qué libres?

 

Parece obvio -aunque maquiavélicos procedimientos llevados a cabo en el pasado lo ponen en tela de juicio- que el tan llevado y traído “sometimiento a la justicia” por parte de grupos armados que se desmovilizan supone, mirados ellos individualmente, que quien ha venido delinquiendo deja de hacerlo, se entrega y se sujeta a lo que la ley disponga y a lo que apliquen en su caso los jueces de la República.

Se suponen dos cosas, también obvias: 1) No es normal que se someta a la justicia, para que se decida sobre su situación jurídica, quien nada le debe a la justicia, sino aquél que sí le debe y quiere supeditarse a las decisiones judiciales que le corresponden de conformidad con las normas aplicables; 2) El mismo hecho de someterse a la justicia constituye un reconocimiento voluntario de que se ha obrado al margen de la ley, con independencia de si existían o no procesos en su contra; de si se había o no dictado medida de aseguramiento o captura. Es decir, si alguien dice a las autoridades que pertenecía a un grupo de delincuentes y que ese grupo cesa en su actividad delictiva para someterse a la justicia, no necesitamos mayor especulación para entender que todos los integrantes de la estructura que se desmoviliza estaban incursos, al menos, en un concierto para delinquir. Que los desmovilizados, como lo estima con certeza la sabiduría popular, no eran santos sino delincuentes.

Por eso, con razón ha causado natural polémica en el país la decisión judicial en cuya virtud, anunciada que fue la desmovilización y el sometimiento a la justicia de algo así como 284 integrantes del autodenominado “Ejército Revolucionario Popular Antisubversivo de Colombia, Erpac” -una banda de delincuentes comunes-, fueron dejados en libertad 276 de ellos (sólo 17 fueron privados de su libertad), con el argumento de que en su contra no había orden de captura ni fueron sorprendidos en flagrancia.

Se ha dicho además que esos individuos no fueron asegurados por falta de tiempo para recolectar las pruebas que hicieran evidentes las conductas criminales en que los mismos “sometidos” a la justicia afirmaban haber incurrido.

No sabemos si, por otra parte, podía tratarse de una falsa desmovilización, y entonces cabe preguntarse qué buscaban los falsos desmovilizados y por qué se carecía de suficientes elementos de juicio al respecto.

Ahora, ese también es un delito –de falsedad-, luego no se ve la razón para que quedaran libres. Que lo explique la Fiscalía.