JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ GALINDO | El Nuevo Siglo
Miércoles, 29 de Mayo de 2013

Divulgar el texto

 

Se ha llegado a un pre-acuerdo entre los delegados de las Farc y del Gobierno acerca del primer punto de la agenda establecida, referente a los temas agrícola y de tierras.

Debemos destacar la importancia del hecho, no tanto por la materia de lo convenido -que, según lo hasta ahora informado, no es muy novedoso-, sino porque se haya logrado que, en algunos puntos al menos, la organización guerrillera coincida con el Ejecutivo.

Además, porque la prolongación de los diálogos sin resultados, a lo largo de seis meses, había sembrado desconfianza entre los colombianos, y el proceso de paz perdía credibilidad. De modo que este primer paso le da un nuevo aire, para que a partir del 11 de junio se inicie la segunda etapa, sobre participación política.

Así, pues, miramos con optimismo el desarrollo de los acontecimientos, y deseamos que a la mayor brevedad se llegue -Dios quiera- a la terminación del conflicto. Es el objetivo del Presidente, y lo acompañamos la mayoría de los colombianos.

Sin embargo, todo indica que el texto completo y firmado del acuerdo -es decir, el acuerdo en sí- no será conocido públicamente sino hasta el final, con el argumento, un poco contradictorio, de que “nada está acordado hasta que todo esté acordado”, y esto -para decirlo con franqueza- nos parece contrario al derecho fundamental de los colombianos a la información, en especial si de lo que se trata es del futuro del país.

Para decirlo en términos sencillos: o hay acuerdos o no hay acuerdos. Si hay acuerdos -en este caso sobre puntos clave de la política agrícola del Estado- esos acuerdos no deberían ser secretos; todos los colombianos deberíamos conocer la totalidad del documento respectivo, para estudiarlo y para someterlo a análisis y crítica, como es normal en una democracia.

No todo puede ser retórica. Quizá por nuestra formación profesional, a los abogados nos parece indispensable ir a los textos, para  aterrizar las discusiones. El texto del convenio o pre-convenio, que seguramente debe haber sido firmado para que sobre él pudiera haberse transmitido un gaseoso comunicado conjunto, debe ser divulgado, entre otras cosas con el objeto de ir examinando cuáles serían los mecanismos de orden jurídico indispensables para poner en ejecución los acuerdos cuando terminen los diálogos.

Mientras ello no ocurra, estamos en penumbra, o con muy poca luz, y por tanto es difícil celebrar algo que en buena parte nos es desconocido.