JOSÉ LUJÁN ZAPATA | El Nuevo Siglo
Viernes, 10 de Octubre de 2014

Pequeño libro polémico

 

Expresaba un pensador chino, palabras más palabras menos, que para nuestro paso por la vida, todos necesitamos cuando menos unos pocos buenos amigos: Hombres o mujeres con la intimidad de la vida misma; a quienes podamos tratar sin desmedida cultura; y hablarles de temas altos y menos altos con la misma naturalidad. Personas a quienes podamos contarles nuestras penas, conyugales y de las otras. Hombres o mujeres con ideas claras sobre los hombres y las cosas, con opiniones y pasatiempos definidos; que puedan leer los clásicos y disfrutar con ellos; y que en todo momento sean capaces de defender sus ideas y respetar las nuestras. Personas, en suma, que sean espiritualmente ricas.

El pasado jueves dos de octubre pude comprobar públicamente el hecho de que tengo en Bogotá cerca de cincuenta amigos que ostentan todas las calidades a las cuales se refirió el pensador chino. Me reuní con ellos en el espléndido café-galería situado en el segundo piso de la importante Librería Ibáñez, para presentar  el libro de mi autoría titulado Vida y Muerte en Santamagna. Varios de ellos, los doctores Gregorio Eljach, Raimundo Mendoza, Benjamín Lozada, Óscar Iván Palacio y Gustavo Ibáñez, pronunciaron palabras elogiosas, seguramente debidas más a la bondad y generoso espíritu de ellos que a los escasos méritos personales y de mi pequeño y polémico libro.

Debo agradecer también la significativa presencia de Jairo Acosta y Hernán Jara y el hecho de haber recibido mensajes serios y razonados de juristas eminentes como el doctor Luis Ernesto Vargas Silva, Augusto Trejos Jaramillo, Juan Ángel Palacio Hincapié  y Medardo Bonilla Rubio.

Muchas gracias a todas las personas que en alguna forma participaron en un acto que para mí fue memorable y gratificante.          

Como saben casi todos los lectores de esta columna, en el libro Vida y Muerte en Santamagna, en forma de cuento o relato, denuncio el hecho aberrante y vergonzoso de que por falta de una ley ordenada en la Constitución de 1991 y luego en la reforma de 2002, tenemos hoy en Colombia más de quinientos alcaldes mal suspendidos o mal destituidos.

 

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Sentido pésame

Recientemente estuve algún tiempo fuera del país y ello me impidió enterarme en forma oportuna  de la inmensa pérdida que tocó las vidas de Dagoberto Charry Rivas y su digna esposa Patricia Forero. Ordenaré que se siembre un árbol para que por mucho tiempo guarde la memoria de un hijo que seguramente tenía la gran inteligencia y el señorío de ellos dos.

lujanza@hotmail.com