JUAN ÁLVARO CASTELLANOS | El Nuevo Siglo
Jueves, 21 de Marzo de 2013

Cobros elevados                       

                

“Deserción de mayores de 60 años en Medicina Prepagada”

El país va a grandes velocidades y en contravía, con mínimos principios humanísticos y sociales en el manejo de políticas y programas estatales o privados al servicio ciudadano.

La reforma tributaria acaba de tener la primera y más profunda perforación en su estructura, en cuanto tiene que ver con la salud. 

Termina marzo, con una larga fila de deserción de personas mayores de 60 años, usuarios del servicio de Medicina Prepagada, durante varios años. El retiro tiende a aumentar en varias instituciones médicas.                                                                                                                                                     

Sus facturas de cobro se incrementaron en los respectivos planes adquiridos, los que reflejan aumentos que fluctúan entre un 27 y un 40 por ciento, contrario a lo establecido en la reforma tributaria.

Una luz roja, que nunca se advirtió a los ojos de los gestores de la reforma, o hicieron “la oreja mocha”, para dejar la posibilidad de una rectificación, cuando llegara el golpe al bolsillo. Todo con afán de que pasara la iniciativa.

El argumento de la Superintendencia de Salud, se basa en que todas las personas mayores de 60 años están dentro del marco de riesgo y alto costo. En consecuencia atravesar esa línea, implica un mayor valor.

Una mayoría de países en el mundo, incluyen como prioridad inmodificable, un subsidio estatal, preciso en su valor y especializado en su aplicación, para atender a los mayores de 60 años en casos considerados como de riesgo y alto costo en tratamiento, de acuerdo con el concepto médico.

El retiro aumenta mientras se cree de manera equivocada, que todos, quienes hacen parte de la Prepagada, son personas solventes. No hay que ver, si el pago se hace a título personal o con colaboración familiar. Se trata es de la aplicación de un principio general, pensando en hombres y mujeres  que están más allá de la franja de los 60 y punto. 

Hay tiempo de rectificar. Hacerlo sería establecer el subsidio mencionado y aplicado en países con sistemas de salud estables y protegidos de manera gradual, de acuerdo con necesidades de su población.

Sin pesimismo y con objetividad, hay motivos para creer que no habrá corrección en la medida. Los ministerios de Hacienda y de Salud no se bajan de la plataforma  económica al camino de la humanidad. Siguen distantes de la realidad social.  A los cobros elevados siempre le encuentran razones con ecuaciones económicas, sin mirar la realidad social.

Por eso, se espera poco de la reforma a la salud. Si un mayor de 35 años es viejo para la vida laboral, uno de 60, es como si hubiese recibido cancelación de su licencia de vida.