Juan Alvaro Castellanos | El Nuevo Siglo
Jueves, 4 de Junio de 2015

LA OTRA CARA

Don Pipe

Colombia  recibe en las puertas del segundo semestre, a uno de los personajes más esperados en los últimos 5 años, para impulsar productividad,  empleo, desarrollo, y bienestar social con salud, vivienda, educación y cultura, bajo un nuevo aire, como la gente lo aguarda en ciudades y regiones.

El Gobierno al iniciar la estrategia económica para reactivar por donde es, y con cerca de $ 17 billones, colocó elementos sustanciales, para respirar y vivir, en este país que no puede seguir siendo cápsula de ensayos. La estrategia augura posibilidades de acierto, para que permanezca más allá de 4 años como estructura firme y sólida, así necesite más adelante, ajustes de acuerdo con el cambiante mundo económico. Todo depende del conocimiento, destreza y honradez de quienes lo manejarán.

De ilusiones y buenos proyectos ha vivido el país hace décadas, dentro de una cadena de propósitos iniciados, interrumpidos o frustrados en gobiernos de los últimos 30 años, los cuales se convirtieron en campañas publicitarias oficiales para mostrar lo que se pensaba, pero no se hacía.

No debe creerse solo, que se trata de ubicar al país a la vanguardia de naciones desarrolladas en Latinoamérica, sino en que su esquema efectivo sea el plan, que les responderá a 50 millones de habitantes que tendrá Colombia en corto tiempo. Eso es suficiente para pasar de proyectos, a realidades prácticas reclamadas. Cada uno de los sectores definidos para producir y generar empleo, esperan más que ministros, equipos gerenciales y productivos con carácter similar a una empresa privada.

Si el Pipe es exitoso, ojalá tenga continuidad en otros gobiernos, sin nombres partidistas, sino con identidad nacional para el ciudadano, que es quien lo necesita y, no para retribuir méritos antes de tiempo, a los autores del plan. Habrá momento para aplaudirlos, cuando se vean resultados.

Por ejemplo, urge de manera permanente, mano humanitaria en el Pacífico con Buenaventura a la cabeza; en La Guajira con zonas sin agua y sin suministros básicos; en Guaviare, Guainía y Vaupés, en el olvidado sur-oriente y, lo que es más grave, en la otra Bogotá, naciendo con desplazados y migrantes, en tugurios detrás de Ciudad Bolívar, en la antigua vía a  Villavicencio.      

La situación demanda trabajo intenso, sin vallas de las que dicen, que están haciendo, pero no hacen.

Con la gordura del plan se imagina uno, la llegada de Don Pipe, un voluminoso caballero con buenas intenciones, cargado de proyectos, de dinero, empleo y productos. Ojalá no sea simplemente caricatura.

Juanalcas@yahoo.com