JUAN ÁLVARO CASTELLANOS | El Nuevo Siglo
Jueves, 17 de Julio de 2014

Indolencia

 

“Advertencia de ONU sobre grave crisis en Chocó”

 

Una semana después de advertirse el estallido de la crisis humanitaria en Chocó, por parte de la representación delegada de Naciones Unidas, Defensoría del Pueblo y la Iglesia Católica se ignora -de manera general- el angustioso llamado de las tres instituciones en favor de un poco más de 5 mil personas,  entre ellas 28 comunidades indígenas, víctimas de un nuevo fenómeno de guerra que toma fuerza en el país: la minería ilegal.

Es el enfrentamiento entre bandas armadas, defensoras  de exploración y explotación, respaldada por inversionistas provenientes de distintos lugares. - Sigue la faceta chocoana donde se asienta el 47 por ciento de pobreza extrema del país.-

Hay verdaderas legiones de desalojados de sus tradicionales lugares de vivienda por presiones de los armados en la estribación de la cordillera occidental.

Es la disputa por una importante reserva de estaño, en medio de bosque y rica vegetación, que según expertos de la Universidad Nacional, y organismos internacionales, sería materia para investigaciones y desarrollo de suelos aptos para agroindustria y aprovechamiento de biodiversidad para millones de personas.

Quienes se movilizan, van hacia regiones limítrofes con Antioquia y Risaralda,  que de tiempo atrás han cargado con este lastre de violencia y abandono que sufre Chocó, entre otros conflictos, hace más de tres décadas. Siempre les han  prometido atención, y al final nada.

Se registra un confuso nudo social provocado por el encuentro de desalojados, los contratados en otras regiones para hacer las exploraciones y, las bandas en defensa de sus jefes, los mineros ilegales y el narcotráfico. 

Es tercera advertencia que hace en el trascurso del año, la ONU, a través de sus programas  para defensa de los derechos humanos y  lucha contra el delito. Y es paralela con la violencia de Buenaventura.

Unidades de Naciones Unidas, aproximadas al área, revelan la crítica situación en que se encuentran personas de todas las edades y un número, no precisado de menores, sin alimentos ni medicamentos.

Al margen de la formación del nuevo equipo de Gobierno Nacional y del periodo legislativo que inicia el Congreso, la emergencia reclama acción con hechos, sin declaraciones ni discursos.

El país tiene expertos y agencias oficiales de reciente creación en asuntos sociales, que no se saben en qué están.

El objetivo debe ser, estrategia de Estado, seria y permanente, entre Gobierno y organizaciones sociales, además del  respaldo de Fuerza Pública, para salvar un puñado de seres humanos, en situación solo comparable con crudos episodios en África.   

Insólito que la indolencia, reine en Colombia, mientras busca la paz y muestra  su crecimiento económico con inversión extranjera.