Juan Álvaro Castellanos | El Nuevo Siglo
Jueves, 4 de Diciembre de 2014

Sin pánico

 

Bajo la tormenta provocada por la Reforma Tributaria, impositiva como todas,  y la caída en precios del petróleo, solo queda a Colombia guarecerse ya, bajo techo económico con esquema  financiero de protección  y sin desbocarse, ante lo que suceda con el comercio del crudo.

A nadie importa cómo se denominará en la Reforma, el Impuesto al Patrimonio, a la Riqueza o contra la Pobreza, según 3 denominaciones que le dio el Gobierno en 30 días. El ciudadano espera que no haya golpe al bolsillo. Las reformas tributarias, con o sin impuestos altos, generan intención alcista. Es epidemia que se transmite entre la ciudadanía. “En el nuevo año todo sube,” dicen expendedores en el comercio. 

Hace 10 años, distintos segmentos económicos y sociales, reclaman reforma estructural. La iniciativa siempre se ha enredado en Gobierno, organismos de estudio económico,  Congreso  y gremios empresariales. Se valora la idea de hacerla estructural, porque significaría estabilidad y confianza  jurídica a largo plazo, para Estado y empresa privada, con consistencia en administración de capitales, inversión, producción y generación de empleo. Sin embargo, pasado este debate repetitivo, el propósito queda archivado. 2015 no aguantará otra reforma.  

Es prueba de cómo el país se preocupa más por la fachada que por el interior del edificio, que alberga en sus distintas plantas, a Colombia inteligente, creativa, trabajadora, folclórica y desordenada. Es país ´locato’. Cuando asoman señales de crisis o bajón económico, la experiencia enseña que se toman medidas aceleradas y supuestamente temporales, aplicadas a la volandas, que al final se quedan. Así sucedió con el 4 por mil.  

No se puede desconocer que el impuesto al patrimonio que pagarán -según cifras oficiales,  50 mil colombianos-  irá a  tarea inaplazable, como es enfrentar  pobreza extrema, garantizar educación pública  y salud para sectores deprimidos. No está claro, si cubrirá zonas sacudidas por el conflicto, donde  ningún objetivo social es más importante, frente a desaparecer las armas para siempre, y sembrar en adelante, lo productivo para una mejor sociedad. Ojalá ese impuesto, si se aprueba, sea recurso para reintegrar comunidades a zonas que  pueden ser los puntos de desarrollo, con el regreso de víctimas a sus tierras.

El debate además debe buscar efectivo recorte en gasto público, la extensa cuerda en el Presupuesto Nacional, que entre otros, tiene origen en el cúmulo de agencias y unidades de Gobierno de reciente creación, todas con funciones similares.

Ante Reforma Tributaria amenazante y petróleo débil, actuar de inmediato con cautela y sin pánico, para evitar estallido de alzas y recesión económica hacia futuro.

Juanalcas@yahoo.com