Juan Álvaro Castellanos | El Nuevo Siglo
Jueves, 8 de Enero de 2015

LA OTRA CARA

Plata prestada

Hay  necesidad de hacerle seguimiento al aumento en el salario básico, pero en el mercado real, dónde está la compra y venta de productos para no esperar el frio informe de algunos centros de estudio y análisis con más carreta que realidad. A propósito, el salario mínimo debería llamarse básico, porque suena humillante y clasista. Gobiernos y empresarios, coinciden hace años en que prudencia y ahorro es recortar. No se advierte creatividad en política salarial. Por eso el aumento, es un decir con ´tijeretazo’. El lánguido incremento afecta salarios medios y altos. Recorta la posibilidad de ajustes en los contratos por servicios de asesoría profesional, pactados en Gobierno y sector privado a seis meses. El trabajador común lo recibe con desgano y sorna, en medio de temor a alzas que aparecen y nadie las contiene. Nunca ha tenido  rendimiento  para que al menos, cubra 20 o 30 por ciento del consumo.

La supuesta concertación entre Gobierno,  empresarios y centrales obreras, se revienta en el momento de definir el porcentaje de alza. Es parte del libreto teatral, detrás de la economía nacional. La Mesa de Concertación Laboral debería ser un organismo activo en favor del empleo, con ideas, sentido social y trabajo todo el año, buscando calidad y consistencia, para profesiones y oficios calificados.  Solo aparece en diciembre, como escena típica de la gran comedia colombiana.

Es cierto que las variables de la economía muestran que un reajuste  desbordado provocaría estallido en la cadena, que integran industria, comercio, exportación, importación y servicios. Eso no se discute. Nadie produce y vende a pérdida o con baja ganancia. Otra cosa es que no se hace esfuerzo, para que el salario sea ligeramente razonable, con la realidad del costo de vida. Además, se olvidan consumos fundamentales, como vivienda, educación, salud, alimentación y transporte.

Debería mirarse el contraste, con países desarrollados, donde son valores esenciales e intocables, que retroalimentan el circuito económico. Cuando revisan salarios a la baja, la protesta hace temblar aeropuertos, bancos y comercios de Europa y EE.UU. Aquí el salario se fija con lástima. “Esta alza la hacemos para ayudar a la clase trabajadora, hasta donde podemos”. Repiten dirigencia empresarial y gubernamental.        

Está visto que si el impuesto por reforma  tributaria, lo pagarán 50 mil ricos con mil millones de patrimonio, y 32 mil empresas, con igual capacidad, como dijo el Gobierno, son los mismos que manejan  producción y comercio, y alzarán precios para retornar ese dinero a sus bolsillos.

El salario básico es como recibir plata prestada, poquita y con cuentagotas.

juanalcas@yahoo.com