Juan Álvaro Castellanos | El Nuevo Siglo
Jueves, 19 de Febrero de 2015

Mirar atrás

 

Gobernabilidad  con énfasis en desarrollo y protección social para las regiones, es lo mínimo que pueden esperar en los 32 departamentos del país. Los recorridos con este objetivo encabezados por el presidente Santos y  funcionarios de Gobierno, son alentadores, pero tienen doble reto frente a las expectativas de los habitantes de distintas regiones.

Hace décadas el compromiso nacional de hacer plan de desarrollo con énfasis en las regiones incluidas capitales, ciudades intermedias y pequeñas poblaciones, ha sido similar al que ahora se acuerda con organizaciones ciudadanas para responder con obras y decisiones, sobre lo nunca cumplido.

Plausible que Amazonas, Putumayo y Caquetá, hayan recibido 9 billones de pesos, en los últimos 4 años, en distintos frentes de su entorno, basado en riqueza natural, junto a agua, energía, vías, educación y salud entre otros. Es resaltable, según cifras oficiales, que en la Amazonia la financiación en el 2014, equivale a 1 millón 500 mil pesos por persona, “dentro del propósito de prender los motores verdes de la región”, dijo el Presidente.

El resultado es esperado para que lo viva la ciudadanía, antes de 5 años. Después, tendría cara de incumplimiento y repetición de lo mismo. Se desaprovecharía el interés de países desarrollados, atraídos por la biodiversidad y el potencial ecológico colombiano. El reto compromete a la administración nacional, con sus organismos especializados, para ejecuciones con prioridad, calidad y eficiencia.

El segundo, ojalá se cumpla. Las quejas más reiteradas son por la  ineficiencia de gobernaciones, alcaldías, asambleas departamentales y concejos municipales, siempre enfrascados en discordias politiqueras, inclusive en las principales ciudades.  En Pereira, planearon obras hace 3 años, mediante impuesto de valorización, cobrado entre 400 y 500 mil pesos. Lo han pagado y “de los trabajos, no hay ni siquiera remoción de tierras”, dicen sus habitantes. En Neiva y municipios de Huila, las instalaciones eléctricas  quedan con cables que cuelgan cerca de motores, transformadores y  ventanas de residencias particulares. Sus habitantes temen incendios. En Boyacá es meritorio el rebusque de la gente, al instalar energías, solar y eólica, para impulsar pequeña y mediana empresa familiar en agro. En Tunja, tienen dos ilusiones: que por fin hagan terminal de transportes y decidan, si se revivirá el aeropuerto abandonado entre escombros.  

En municipios ribereños del Magdalena esperan limpieza de alcantarillados y zonas costeras, algo que nunca se ha hecho para proteger el río, ahora que se restaurará su navegabilidad.

Son reflejos del prometido desarrollo regional. Para hacerlo, deben mirar atrás para corregir sin ilusiones y con realidades.

Punto Aparte-. Como la información criminal domina la TV privada, que digan, a qué hora van las otras noticias.

juanalcas@yahoo.com