Juan Camilo Restrepo | El Nuevo Siglo
Domingo, 23 de Noviembre de 2014

Las cuentas no dan

Aritmética del presupuesto

Las   cuentas no dan. Y, sin embargo, seguimos adelante con una reforma tributaria que una vez aprobada, no será  más que el prólogo  a otra adicional en el 2015. O la apertura de las compuertas del endeudamiento rompiendo la disciplina que impone la llamada "regla fiscal".
La aritmética presupuestal, que es implacable, es la siguiente:
Originalmente se dijo que el presupuesto del 2015 adolecía de un déficit de 12,5 billones que era necesario financiar. Así nació originalmente la idea de una reforma tributaria. Pero al prepararla, el Gobierno hábilmente tomó el cuidado, no solo de cubrir el hueco del 2015, sino de proponerle al Congreso la elevación de impuestos para el 2016, 2017 y 2018. Es decir, una reforma tributaria que  originalmente era para un año se convirtió de repente en una para 4 años. Se encapsularon dos reformas en una.
La prórroga del impuesto a las transacciones financieras se plantea para 4 años, la  extensión del impuesto al patrimonio que ahora se denomina elegantemente a la riqueza también se propone que vaya hasta el 2018, se establece una sobretasa al CREE para el mismo período, amén de otras misceláneas. Pero aún si la reforma que estudia el Congreso en estos momentos y que debe entrar en vigencia a partir del 1º de enero del 2015 se aprueba, los ingresos que asegura no serán suficientes ni para llenar el hueco cantado para el 2015, ni  mucho menos para equilibrar gastos e ingresos  proyectados para el período 2016-2018.
En efecto, la caída del precio del crudo que ha tenido lugar después de que se preparó el proyecto de reforma tributaria que actualmente se discute ha sido espectacular. El presupuesto para el 2015, lo mismo que el Marco Fiscal de Mediano Plazo, se calcularon con un precio de US$ 98 el barril: hoy anda en niveles de 74, o sea una caída del 25 %.
Lo anterior significa que las solas rentas públicas asociadas a la actividad de hidrocarburos que se estimaban en 15 billones de pesos para el 2015,en realidad generarán cerca  de 4 billones menos de lo originalmente presupuestado.
Si la paz se firma en 2015, ninguno de los costos incrementales que acarreará el posconflicto está presupuestado. Como tampoco una parte sustancial de las ofertas formuladas durante la campaña electoral.
De allí que Fedesarrollo calcule que -aun aprobándose la reforma cuya discusión está en curso en el Congreso- quedará un déficit anual por cubrir  del orden de 1,2 puntos del PIB por año entre 2015-2018. O sea, unos 10 billones  anuales de desfase entre ingresos y gastos. De allí que esta respetable entidad pronostique como ineludible una nueva reforma tributaria en el 2015.
Habría una fórmula para evitar otra  reforma tributaria el año entrante: abrir las compuertas al endeudamiento, y conseguir por el camino de los créditos lo que en principio debería obtenerse vía impuestos.
Esta alternativa ya viene barajándose en ciertos círculos. Para escapar a las férreas limitaciones al endeudamiento que impone la llamada "regla fiscal", se menciona que se echará mano de una válvula de escape que permite la ley, y que consiste en que mediando un concepto de expertos independientes, y ante la caída fuerte de los productos básicos (en este caso del petróleo), se puede permitir el relajamiento temporal de los parámetros de la "regla fiscal". Esta es una alternativa que aunque permitiría evitar otra reforma tributaria el año entrante tiene el inconveniente de que le resta credibilidad a la famosa "regla fiscal".
Lo cierto es que la situación fiscal del país en muy delicada, y no va a quedar solucionada solamente con la consecución de 12,5 billones de pesos para llenar el déficit del presupuesto del año entrante. El problema es mucho más profundo.
Y más valdría la pena reconocerlo así.  Con transparencia.  Para que la ciudadanía, que es a la postre la que paga los impuestos o carga con el peso de una deuda abultada, sepa a ciencia cierta a qué atenerse.