JUAN DIEGO BECERRA | El Nuevo Siglo
Viernes, 5 de Agosto de 2011

Una vergüenza


“¿Hace cuánto estos señores no legislan para el pueblo?"


NO  hay derecho. Está bien decir que es necesario preservar el equilibrio entre poderes en el Estado colombiano, que un parlamentario debe tener el derecho a legislar sin presiones o que los tiempos han cambiado. Pero de ahí a que un partido tan cuestionado por sus antecedentes pasados y actividades presentes venga a proponer resucitar las figuras más impopulares de la Constitución pasada es otro cuento.


Que salga Corzo esta semana, en medio de las investigaciones que tiene, en medio del escándalo de parapolítica que aún no se asienta en el Congreso a decir que son unas pobres víctimas, ya es un simple descaro.


No sólo por lo inconveniente en medio de la coyuntura que hoy tiene a tantos ex congresistas detenidos o bajo investigación, ni siquiera por los escándalos relacionados con los bienes de la cuasi extinta Dirección de Estupefacientes que apenas empiezan a investigarse, más bien por la poca capacidad moral que tiene hoy el Partido Conservador, por ser uno de los partidos menos razonables en defender esa ética profesional que tanto hoy sustenta el Presidente del Congreso. No hay nada peor que un profesor de moral haciéndose la víctima cuando su pasado y su presente son tan tristes como el que tuviese algunos años atrás el liberalismo.


Y las razones que esgrime son aún más patéticas. Que el Congreso se siente presionado y que los pobres legisladores prefieren no legislar para evitar salir sindicados. ¿No se supondría acaso que es ese control el que les haría trabajar de cara a la comunidad defendiendo los intereses de la población que votó por ellos? ¿No se supone acaso que las actuaciones individuales son aquellas punibles frente a un sistema que ellos han creado para que hagan lo que les da la gana? O aún peor, ¿hace cuánto estos señores no legislan para el pueblo sino para sí mismos?


Insisto en que no hay derecho a que a estas alturas del partido vengan a ser víctimas de un sistema macabro.
El que un Congreso empiece a defenderse en medio de tantos problemas de corrupción en un país como este es apenas un insulto más para los colombianos que no entendemos de política, como si eso fuera más importante que tratar de acelerar las reparaciones a los damnificados del último invierno que ya tienen que prepararse para el que se avecina o propugnar por salir con esa moral que se supone que tienen a exigir que los corruptos dejen algo para los 46 millones de colombianos que somos hoy en el país. Realmente es una vergüenza.
Juandiego.becerra@raddar.net