JUAN DIEGO BECERRA | El Nuevo Siglo
Domingo, 20 de Noviembre de 2011

Invierno capitalino

 

Si  hay algo maravilloso en la capital de la República es ese hermoso invierno que nos reconforta con sus lluvias, ligeras disminuciones de temperatura y uno que otro trocito de hielo que se extiende por los jardines de las casas. Pero aún más interesante que los espectáculos naturales es el tránsito capitalino. Los ríos de carros que se combinan con las lagunas en gran parte de las avenidas de la ciudad, los vehículos rotos en la mitad de las calles mientras agradecen por los huecos que adornan nuestro sistema vial, y aún más interesante que todo, el dominio inquebrantable de la Policía de Tránsito, incansable, controlando cada esquina de la ciudad, haciendo que las vías fluyan con mayor intensidad.
Porque si hay algo maravilloso del invierno en Bogotá es la presencia masiva de las chaquetas fluorescentes haciendo presencia para hacer más amigable el tránsito de la ciudad.
Por eso los trancones son apenas un inexistente recuerdo en nuestra ciudad. Nadie puede decir que no se ha visto beneficiado por la ayuda de estos caballeros de las vías, mientras en una hora pico algún pequeño atascamiento se encuentra casualmente.
Por eso es el momento perfecto para celebrar la presencia de los nuevos buses en las calles de la ciudad, luego de la disminución de la restricción en el pico y placa para el transporte público. Es esto lo que logramos gracias al buen comportamiento de los conductores de los buses capitalinos, y al control exhaustivo de la Policía de Tránsito, que ha convertido en ejemplo los paraderos de la carrera séptima, siempre respetados por conductores y peatones. Es una idea casi tan maravillosa como fue en algún momento la Troncal de la Caracas, hermosa obra de la construcción bogotana.
Por eso hago un llamado a la Administración Distrital para que no se agote buscando poner en funcionamiento el llamado Sistema Integrado de Transporte Público. Tanto esfuerzo que los bogotanos hemos observado por parte de las autoridades para solucionar el problema de movilidad en la ciudad debería ser recompensado con otro retiro en algún pueblo cercano, como en las buenas épocas del alcalde suspendido. Qué mejor que unos cuantos días de sol para disfrutar en todo su esplendor el invierno de la ciudad, sobre todo cuando la Policía de Tránsito cumple tan bien con su misión. A los bogotanos no nos queda más que dar las gracias.