León de Greiff canta, en uno de sus poemas, la irónica disyuntiva del hombre en sus momentos más cruciales de su pensamiento, cuando debe decidir entre varios caminos el futuro de su vida.
Allí expresa: “juego mi vida, cambio mi vida. /De todos modos/ la llevo perdida/ Todo, todo me da lo mismo:/todo me cabe en el diminuto, hórrido abismo/ donde se anudan serpentinos mis sesos…./ y la juego, o la cambio por el más infantil espejismo,/ la dono en usufructo, o la regalo….”
A pesar de haberse escrito hace muchos años, recobra actualidad en estos días en el que debemos decidir el futuro de nuestra patria.
Nos jugamos la vida el próximo domingo 27 de mayo eligiendo al candidato que consideremos el mejor. Pudiéramos decir que hay candidatos para todos los gustos, unos de izquierda, otros de derecha, otros de centro.
Cada ciudadano elegirá según su criterio, su pensamiento. Algunos lo harán con verdadero espíritu democrático, otros con fanatismo, otros con resentimiento, otros alejados de la realidad porque han caído en las redes del populismo, al escuchar las palabras de un encantador de serpientes, que con gran astucia lleva a sus víctimas hacia los caminos de la perdición.
Entre estos candidatos merece destacarse por su populismo, uno que ya se cree el Moisés, promete dividir las aguas entre buenos y malos. Ha logrado polarizar a los colombianos, utilizando una terminología marxista pasada de moda, pero eficaz en enfrentar a los marginados contra unos imaginarios oligarcas, que sólo son producto de su resentimiento diabólico.
Pero la realidad es que éste candidato, llamado Gustavo Petro, en la Alcaldía de Bogotá demostró ser un pésimo administrador, dejo cuantiosas pérdidas en Trasmilenio con su decisión de rebajar las tarifas, para hacerle creer a los incautos que era un salvador de los pobres. Pero ¡oh… paradoja! el Bronx, centro de la delincuencia, de la drogadicción, de la prostitución, de los asesinatos más crueles, nunca fue intervenido, pues su ceguera, su autismo, permitió que éste antro funcionara sin ninguna intervención judicial, por el contrario en los videos quedaron registrados agentes de la policía reclamando sus coimas por su complicidad.
Pero gracias a la democracia tenemos otro candidato que cuenta con la suficiente experiencia para marcar el buen rumbo de nuestra patria. A lo largo de su carrera política, ha demostrado conocimiento y capacidad para administrar los bienes públicos.
No es un personaje que anda prometiendo obras irrealizables. Su carácter austero lo mantiene alejado de la hipocresía, dice de frente lo que piensa, lo que hace que se cumplan sus propósitos de satisfacer las necesidades del pueblo colombiano.
Este personaje es Germán Vargas Lleras, al que podemos elegir con la plena convicción de que sabrá conducir sin populismos nuestro país hacia los verdaderos horizontes de la prosperidad.
Con plena conciencia, elijamos a un líder inteligente, que nos inspire verdadera confianza, que jamás nos traicionará.
Juguémonos el todo por el todo. De nuestro voto depende que Colombia se salve, o por el contrario muera en las garras de un populista traidor.