La barcaza oficial hace agua | El Nuevo Siglo
Lunes, 24 de Febrero de 2025

Ningún país, así sea una potencia, puede ignorar la historia propia y mundial. Mucho menos una nación como Colombia, donde el gobernante con el cuento de la “paz total” inmoviliza a las tropas en extensas regiones del país, sin importar que los cultivos de coca se tripliquen y al engrosar los fondos de los violentos, aumenten su armamento, recluten por la fuerza más efectivos y extiendan a sangre y fuego su terrible predominio e influencia depredadora y letal.

Las horribles matanzas y genocidios en el Catatumbo son apenas una muestra de lo que a diario padecen los campesinos y lugareños en otras regiones. Donde durante más de medio siglo no han conocido un día de sosiego y sobreviven amenazados por el fusil en la nuca de los maleantes.  Ya tenemos un 70% del territorio, desde el punto de vista estratégico, en poder de los diversos actores armados y fuera de la ley. En tanto, las Fuerzas Militares carecen de suficientes aviones, padecen la falta de repuestos de los mismos, quedaron a ciegas sin el concurso de Israel en el servicio de inteligencia. Y los Estados Unidos no permiten que se usen algunos de sus helicópteros en territorio colombiano. La situación es tan grave que en el Chocó un maleante desafía al Estado con un paro armado. Si hoy Colombia tuviese un incidente militar con alguno de sus vecinos, no estaría en capacidad de defender en forma eficaz nuestras fronteras.

Fuera de eso, el gobernante colombiano que falla en casi todas sus medidas económicas y con las mismas arruina a empresarios, comerciantes y creadores de riqueza, empobrece cada día a los más necesitados, pese a su demagogia de redentor social. Cómo es posible que figuremos entre los países que venden al público la gasolina más cara en el mundo. A sabiendas que ello afecta el desarrollo, el crecimiento, la producción nativa y las importaciones y exportaciones, que se encarecen. Fuera de llenar de parásitos, con sueldos millonarios, la burocracia de Ecopetrol.

Lo que ocurre en los servicios de salud y la campaña contra las empresas del sector es un verdadero asalto a la razón, es una política criminal de derrumbar el sistema con medidas contraproducentes y no pagando las millonarias deudas oficiales a las entidades particulares. Lo que influye en el atraso de las mismas a los pagos de los laboratorios y tiene a varios de éstos al borde de la quiebra, al tiempo que comienzan a encarecerse los medicamentos y desaparecen del mercado, en tanto los más enfermos sufren y otros mueren por no recibirlos a tiempo. En el Congreso de la República se deberían dar los grandes debates al respecto, lo mismo que la Comisión de Acusaciones de la Cámara debería haber procedido contra los culpables. Algo hacen unos pocos legisladores, más allí no pasa nada, se dicen algunas cuantas frases de cajón, sin que se consiga torcer el brazo de los depredadores oficiales. A la hora de la verdad, varios de los supuestos opositores votaron con el gobierno. Se está volviendo costumbre que en algunos casos graves una entidad tan importante como el Congreso, se incline a los halagos oficiales. Cuando es precisamente en ese escenario que se debería librar la lucha intelectual por la democracia y la libertad.

Las declaraciones del gobernante colombiano en el sentido que no le molestaría que el presidente Trump rechace el TLC, son otros de tantos desafíos calculados que buscan que el gobierno de ese país tome medidas adversas a Colombia, con la finalidad de poder endilgarle la causa de sus fracasos a los Estados Unidos. Mientras sus seguidores cantan como el poeta bohemio: Soy un perdido, soy un marihuano, a beber y a danzar al son de mi canción.

Con Trump, la política de esa potencia cambia y busca sustituir y aliviar parte de los impuestos nacionales a los empresarios, con aranceles más altos a las importaciones y otra serie de medidas complejas. Eso dentro de una visión global que tiende a centrarse en China y otras grandes economías. Lo que en estos tiempos es más complejo por cuanto esa potencia tiene hoy grandes avances en tecnología y un mercado gigantesco, lo mismo que la India. Siendo el músculo financiero de los Estados Unidos y su industria militar, los más poderosos del mundo.