El covid-19 nos perturbó costumbres y hábitos al obstaculizar relaciones sociales y aun familiares ante la urgencia de guardar distancia y mantener medidas de prevención, dificultando la fraternidad que por tradición reina en nuestro entorno. Uno de los aspectos más difíciles de abordar por generar molestia, socialmente hablando es el saludo, situación que ocasiona risa, broma o bufonada, al recurrir a un acercamiento de codos o pies, bien simplón y poco afectivo. Confieso que me siento incapaz de rechazar la mano a una persona en el saludo, soy negado a dejársela extendida a quien me quiere saludar y confieso que me es difícil evitar estrecharla con los amigos y conocidos, que tras este largo encierro me encuentro por casualidad. Ha sido un giro brusco y obligado que genera repudio como todo cambio inesperado. Nuestras rutinas tenían el saludo como una ceremonia de buena educación, reverencia, aprecio y consideración mutua, era la puerta para encuentros amigables o por lo menos a intercambios de respetuosos mensajes para amigos.
En el mundo el saludo es un acto de suma importancia, y se practica de diferentes maneras, siendo el apretón de manos una de las formas más frecuentes en toda América, porque este contacto físico traduce transparencia y disposición de ánimo para entablar una amistad o reforzar la cercanía entre conocidos. En gran parte de Europa se utilizan dos besos, uno en cada mejilla, iniciando por la izquierda como saludo y demostración de aprecio, pero nunca en la introducción o presentación, pues ahí si acostumbran el apretón de manos. En la India, tan plena de tradiciones, ésta ceremonia se cumple juntando las manos a la altura del pecho, acompañada de una expresión facial respetuosa por la persona a quien se dirige, mientras en Japón, con una leve inclinación de cabeza ante el sujeto está cumplida la ceremonia, demorando la reverencia de acuerdo a la importancia del ser a saludar. Aunque algunos llevan las manos a la altura del pecho, llama la atención que en Grecia es común en el saludo utilizar una amigable o afable palmada en el hombro, especialmente entre hombres y si hablamos del Reino Unido caracterizados por su circunspección y reserva, el cruce de manos solo es aceptado la primera vez, es decir en la presentación. De resto con un hola a distancia es suficiente. En verdad tenemos muchos modelos de saludos, hasta el roce de la nariz y los topes. Pero todos aportan cercanía y amistad
Nos proponemos con esta columna llamar la atención de las autoridades para buscar un modelo, ojalá transitorio de saludo, que encuadre en nuestra cultura, un tratamiento que respetando las recomendaciones mantenga el objetivo tradicional de respeto. Los medios pueden ayudar con campañas dirigidas a lograr el objetivo.