La cultura del colado | El Nuevo Siglo
Miércoles, 5 de Junio de 2024

Se denomina colado a toda aquella persona que se filtra furtivamente en una fila y accede a un servicio astutamente y generalmente sin pagar. Pues bien, el servicio de Transmilenio que moviliza cerca de 4 millones de personas al día, un 15% aproximadamente son colados, más de 600 mil usuarios gratuitos, que se meten arbitraria y peligrosamente ante la indiferencia del usuario que si ha pagado su pasaje.

Este fenómeno que ha tomado una cultura arraigada principalmente en la juventud, parece no tener solución, pues diariamente aumentan los colados, mientras el sistema coloca barreras, estas personas se inventan la manera de burlarlas y lograr su cometido que es viajar gratis.

No ha existido solución alguna a esta situación que produce 18 millones de viajes mensuales sin pagar, es decir unos 200 millones al año, un costo de unos 637 mil millones de pesos anuales que deja de recibir el sistema y que terminan pagando los usuarios que se sirven correctamente con su tarjeta adquirida, subsidiando a esos miles de sinvergüenzas que descaradamente usan el servicio sin importarles nada, haciendo gracia y exponiendo sus vidas, pues la principal fuente de ingreso a la plataforma la hacen desde las puertas de acceso al bus, aunque en el afán de cubrir estos ingresos, la empresa ha instalado mecanismos de seguridad que los colados ya descubrieron para burlarlos.

La situación más allá del perjuicio a la ciudad y el servicio, es un fenómeno cultural, practicado en su gran mayoría por jóvenes y estudiantes a más de otros vagos y ladrones que hacen esto diariamente. Una de las razones es la falta de vigilancia que, aunque existe, es escasa, también el riesgo de los usuarios que son pocos los que protestan y aunque molestos, prefieren no hacerlo por no meterse en problemas.

Lo cierto es que el asunto se origina por la falta de formación y respeto ciudadano que poco se imparte en los hogares, tampoco en las escuelas, colegios y universidades, es escaso en los gobiernos y tampoco en los medios de comunicación con campañas intensas que eduquen desde temprana edad, que los servicios hay que pagarlos.

En otros países el ingreso al metro y autobuses son sin talanqueras, las personas ingresan libremente porque han pagado sus tiquetes. Ejemplo de ello lo he visto en Estambul, en el Cairo y en muchas ciudades europeas dónde la gente es consciente y respetuosa de la ciudad, a esto se le llama cultura ciudadana y respeto a las autoridades, de la que lamentablemente carece nuestro país.

Otro fenómeno real aparte de la carencia de conciencia y formación de los colados, es que algunos aducen la falta de recursos económicos para pagar el pasaje, lo que podría solucionarse con tarifas subsidiadas tal como se hace con las personas mayores que si existe, pues sería más sano para el sistema recibir algo a seguir permitiendo que esta situación siga creciendo indetenidamente.

Pero definitivamente el problema se encuentra en la raíz, como la indolencia y el sentido cultural de lo fácil, el más vivo, de cómo se aprovecha para su propio beneficio, por eso es que se ha formado la cultura del colado, que está haciendo carrera creciente ante los ojos indiferentes y permisivos de las autoridades y la ciudadanía.

arangodiego@hotmail.com