Está claro que en la nueva Colombia suena mucho más elegante -y sobre todo tiene menos consecuencias legales- informar sobre un cerco humanitario que, sobre un secuestro extorsivo, tortura y homicidio por degollamiento.
O referirse a un apoyo financiero incondicional y lícito en vez de financiación ilegal de campañas políticas con dineros del narcotráfico. O a una paz total en lugar de impunidad y perdón total.
O referirse a trabajadores informales -con trabajo para las estadísticas- a ciudadanos que se paran al lado de un hueco a pedir limosna a cambio de echarle arenita y piedras al hueco.
Y ni hablar de la cantidad de delitos inmorales y atroces que el experto en eufemismos y ministro de justicia cree que deben dejar de considerarse delitos para eliminar la criminalidad en Colombia. ¿Una especie de “estrategia semántica” como nueva política criminal? Una lógica cantinflesca hecha para mentes sofisticadas y brillantes…
Colombia es un eufemismo. Vendemos el país como el más feliz del mundo. El que tiene la mayor variedad de aves del planeta. Algo por demás espectacular. Pero, ¿cuál es la realidad que yace detrás del eufemismo? ¿Y sí se puede pajarear sin miedo? ¿Se pueden conocer los ríos y océanos sin miedo? ¿Se puede trabajar sin incertidumbre ni miedo? ¿Podemos recorrer Buenaventura, Putumayo, el parque natural Cahuinari o el Caguán sin miedo? ¿O escribir columnas sin miedo?
La estrategia semántica, es decir, no llamar las cosas por su nombre sino más bien reconceptualizar lo que les incomoda…es el problema.
Además, no se necesita que un político nos diga qué es bueno o malo. Por ejemplo degollar una persona creo que por más que quieran usar la estrategia semántica son atrocidades contra la naturaleza. Nos devuelve a un estado primitivo y de barbarie total.
No fue un cerco humanitario. No se necesita el derecho internacional humanitario para confirmarlo. Bastan los gritos y las imágenes… Los 78 policías fueron secuestrados, extorsionados y dos de ellos asesinados.
Se merecen entre 320 y 504 meses de cárcel de acuerdo con la ley del Estado de Derecho. No es lo que a los ideólogos de la estrategia semántica les parezca. Y Colombia se merece saber quiénes fueron los que los mataron y si el comandante en jefe de las fuerzas militares y de policía dio la orden a los militares de no hacer nada pues tiene responsabilidad en el asesinato de los dos policías muertos. Pues en las imágenes se observa a varios militares muy cerca, tranquilos, caminando a diez metros de los policías incluyendo los dos que asesinaron “los campesinos”.
Las leyes y el imperio de la ley no les gustan a los que nos gobiernan. Prefieren teorizar sobre la burguesía con choferes, carros y escoltas esperándolos en el andén mientras se toman un campari en la calle 81 con 9 en Bogotá (cerca a la casa de Nicolasito).
¿Dantesco? los 78 policías despojados de su dignidad y vida ante la inacción de militares comandados por quien no los quiere… ¡no las cárceles en El Salvador!…
juanfelipereyes@hotmail.com