Hay gente valiosa de la izquierda, pero indudablemente de los políticos aun vivos, siempre me ha llamado la atención el expresidente uruguayo José Mujica. Lo admiro por un valor que yo siempre he concebido vital en mi vida, la coherencia por la que lucho diariamente.
Pues bien, a Mujica solo hay que admirarlo por la forma como ha vivido su vida, sin pretender ser otro que él mismo. Esta es la razón por la que quiero expresar mi fascinación por este hombre ubicado en otra orilla política, pero con un sentido por la vida incomparable.
Hoy, rozando sus 90 años, es un hombre lúcido, que padece un cáncer y que catalogándose no creyente afirma que, de haberlo sido, le daría a Dios gracias por la vida. Considera que nacer es un milagro y es un privilegio el que se haya nacido, lo que implica darle un sentido una dirección. La vida humana nos permite elegir una causa para vivir, este el premio de tener consciencia.
Esta se va de forma rápida y por eso la pregunta es ¿en qué se gasta el tiempo? La mayoría entregan la vida al trabajo sin valorar la familia y valorarse así mismo, pudiendo disfrutar de la aventura que más los llame. El trabajo absorbe todo nuestro tiempo. Se produce de acuerdo con a la mecánica del mercado, el placer solo se haya comprado cosas inocuas, no vitales. La vida es una aventura en la que no hay que confundir el “ser” por el “tener”, porque todo termina en una esclavización, no se vive por una causa.
Hay que quitarle el dramatismo de la muerte, porque inevitablemente todo lo vivo está condenado a morir, pero no valoramos el milagro de la vida. La vida es para vivirla hacia adelante, es una afirmación, un porvenir. Por eso lo que nos ha mortificado hay que dejarlo pasar, hay que echarlo al viento y olvidarlo. La gran enseñanza es no vivir pidiendo cuentas, estas no se cubren, hay que vivir livianos.
Los sapiens somos animales sociales que no podemos vivir en soledad, en la antigüedad el mayor castigo era ser echado de la comunidad. En la sociedad hay conflictos para terciar, tenemos que tolerar y aceptar al otro como es, no podemos vivir con fanatismos u odiándonos, hay que convivir con la diferencia. El hombre es un animal político porque es social, somos interdependientes socialmente, hay que expresar el amor el afecto por nuestros amigos y familiares, no hay registradora para los afectos, el dar tiempo a la relación humana nos hace felices.
Hay que priorizar todas las formas de vida, esta es un sentimiento, porque los seres vivos sentimos, los animales lo hacen y las plantas también, la naturaleza es impresionante y es otro milagro. Hay que vivirla con intensidad, gozar de los colores, los olores, hay que sufrir las frustraciones, amar y llorar, sentir hambre frio y esperanza. Esto hace la diferencia.
La educación es vital, pero tiene que generar valores para saber vivir dejando el egoísmo propio del ser humano. Hay que luchar por la vida y la descendencia sin acumular, usar lo que necesitamos, sin quitarle oportunidades a otros. Hoy, hay crisis de valores en el mundo. La ética y la filosofía las han quitado de los currículos porque no son prácticas, no se cobran, estamos deshumanizando el conocimiento que está unido al humanismo y que sirve para ayudar a otros. Hay pobreza en los espíritus.
Hoy los países han perdido la dirección, se necesitan los acuerdos y la tolerancia y el respeto por la diferencia y la igualdad. Solo pensamos en las guerras las armas y no en los acuerdos a través de dialogo, la arrogancia y soberbia prevalecen.
Nada nos cae del cielo, todo hay que trabajarlo, hay que impulsarnos después de un fracaso, hay que levantarse y seguir. La vida hay que vivirla con conciencia y generosidad.