No hace pocos días dedicamos este columna al tema de las policías municipales, por un llamado nacido de la señora Alcaldesa de Bogotá. En esa oportunidad nos referimos a la historia policial colombiana, donde figura con lujo de detalle su paso por ese modelo de servicio, con sus frustraciones y fracasos, tanto para la institución como para la ciudadanía en general, que en últimas resulto siendo víctima de los desmanes, arbitrariedades y abusos de autoridades municipales, al utilizar este cuerpo de vigilancia para fines protervos y politiqueros.
Pero en la última semana nos encontramos con un nuevo pronunciamiento de la Dra. Claudia López y, en esta ocasión, no es solo un pronunciamiento estimando que la capital del país debe contar con una policía especial e independiente de la institución nacional, ordenamiento contemplado en la Carta Magna, sino que anuncia la presentación el próximo 20 de julio de un proyecto ante el Congreso de la República, donde estima que la capital debe contar con una policía local, dependiendo de la administración municipal en cabeza del Alcalde Mayor de la ciudad.
El tema es bastante polémico, pues si dejamos de lado toda la historia y los malos momentos que debió vivir el país ante este esquema operativo de seguridad y vigilancia policial, tan nefasto y mandado a recoger, podemos referenciar otros asuntos de carácter administrativo y organizacional, urgentes de estudiar y evaluar antes de enfrentar tamaño debate, pues si de disminuir delitos de impacto social se trata, los hombres que hoy componen la policía metropolitana de Bogotá, tiene la formación, conocimiento y experiencia necesarios para cumplir tan delicada misión y somos fedatarios de los esfuerzos desplegados por el mando para satisfacer las demandas ciudadanas de seguridad y defensa.
Desafortunadamente, una ciudad como Bogotá no está desligada en su entorno de la influencia delictiva generada en municipios aledaños, los que en teoría deben hacer parte de planes y programas, tanto preventivos como reactivos, diseñados por la policía capitalina, tratando de borrar fronteras geográficas que diferencian conceptos y modelos de vigilancia. Entendemos que esta coordinación, por lógica y empatía, solo se logra con unidad institucional. ¿Cómo podemos soñar con una región compuesta por policías diferentes?
Por último, cualquier ciudadano que aspire a formar parte de la institución Policía Nacional debe proveer una serie de requisitos que acrediten, entre otras cosas, no tener antecedentes penales, certificar un nivel educativo mínimo bachillerato, a más de una condición física aceptable con su edad y contextura.
Otro escenario bastante preocupante y que debe ser tenido en cuanta, hace referencia a las horas extras, pues el trabajo nocturno como el dominical hace parte integral de los horarios, recordemos que el trabajo policial es 24 /7. Resumiendo, son muchos los aspectos que abarca el estudio de esta peregrina propuesta.