¿Todo bien en casa? Preguntaba magistralmente Bukele al presidentazo. Y se refería con ironía a las irrefutables evidencias que reflejan el asco de gobierno y políticos que tiene Colombia. Conversaciones que revelan lo sucia y baja que es la política colombiana y que explican por qué el Chocó es lo que es e incluso la misma Bogotá.
“Por hoy es silencio de ambos” le escribe por Whatsapp el presidentazo a Benedetti... ¿Con cuántos más tendrá silencios y pactos? ¿Las fuertes y decentes instituciones colombianas no se lo preguntan? Olvidémonos de esto pues al otro día de la escandalera fue aclamado en el consejo de ministros.
¿Dónde está la Colombia decente o acaso no existe? ¿Dónde están las instituciones fuertes y democráticas afanadas por defender la institucionalidad? No las oigo rugir…
Me da risa escuchar las palabras de los cacaos de la politología colombiana conceptualizando elegantemente el horror: “Hay que recuperar la gobernabilidad para darle paso a la institucionalidad y que las grandes reformas del gobierno Petro puedan sacarse adelante y no se afecte la gobernabilidad del país bla bla bla? ¿Cuál gobierno? ¿Cuál gobernabilidad? ¿Cuál institucionalidad? ¿De qué hablan? ¿En serio eso es lo que importa? ¿Aparentar institucionalidad y gobernabilidad? y para ese propósito minimizar por ejemplo graves denuncias que revelan el posible ingreso de dinero del narco Maduro a la elección del presidentazo reveladas hasta por Anonymous?
Estamos ante el adormecimiento de Colombia mientras se destruye institucional y económicamente en manos de unos fanáticos ideólogos activistas corruptos cuya única experticia es en odiar y destruir.
Es claro que no es el gobierno del cambio y al contrario es el gobierno que recoge y representa toda la basura de Colombia. Por eso la mala hora no es para el presidentazo sino para Colombia quien debe ser un bien superior que se debe cuidar y rescatar incluso de mentes destructoras, ideologizadas y resentidas sean de derecha, centro o izquierda. No interesa la tendencia política.
Por eso lo que necesita Colombia (no el gobierno) es cultivar la democracia y buscar el camino correcto para contrarrestar tendencias autocráticas, todopoderosas y corruptas. Y las claves para cultivar la democracia las explica muy bien Samantha Power en un reciente ensayo en Foreign Affairs y que implican la independencia de los medios de comunicación, el imperio de la ley, los derechos humanos (de los que habla todo el mundo, pero nadie sabe cuáles son), el buen gobierno, la sociedad civil, pluralidad de partidos y elecciones justas y libres. En resumen, todo lo que está en juego y en riesgo en Colombia hoy y ahora.
Decía el presidente Reagan en un discurso ante el Parlamento Británico en 1982: “Democracy is not a fragile flower; still, it needs cultivating”. Pues la forma de cultivar la democracia es exigiendo respetar esos principios incluso al presidentazo.
Colombia, la decente y trabajadora, que estoy seguro somos la mayoría, la que no aceptaría un viaje gratis en elicótero oficial o privado, debe exigir el cese al abuso con la democracia de este indigno gobierno.