Algunos candidatos presidenciales prometen el desorden como programa de gobierno, lo cual implica desconocer el ejercicio de la autoridad y enreda la gobernabilidad.
Equivocado un proyecto de tal naturaleza en referencia al orden público, a la conquista de una sociedad más justa e igualitaria, a la erradicación de la corrupción, a la mejora en infraestructura, al avance en educación y salud.
Cuando se tocan a la ligera muchos temas nada queda claro, si se habla de impuestos ello crea zozobra; de expropiaciones, surgen preocupaciones; de modificar la estructura de las Fuerzas Armadas, el peligro de debilitarlas; del cambio del petróleo por otras fuentes de energía con cesación de la exploración, asusta la improvisación; del revolcón pensional, inquietudes justificadas; planteamientos sin madurar se convierten en apología del desorden.
Los candidatos, en uso del legítimo derecho de expresión está bien que formulen propuestas, pero los electores necesitan sustentaciones válidas para decidir su voto y en medio de arreglos clientelistas la solución de los problemas se aleja.
Nos interesa que al próximo presidente de la República, sea quien fuere, le vaya bien, hay crisis de liderazgo y gobernabilidad, para beneficio colectivo es indispensable replantear los términos de la discusión de las leyes, el trabajo de las ramas ejecutiva, legislativa y judicial, la ubicación de derecha, centro e izquierda resulta anacrónica adoptar determinaciones de carácter técnico.
Irresponsable solicitar que votemos en favor del desorden, lo internacional debe revisarse, carecen de sindéresis los lineamientos escogidos respecto de las relaciones con países vecinos y en lo referente a la integración continental, además urge actualizar la posición de Colombia en organismos multilaterales, contradictoria y desafortunada.
El expresidente Alberto Lleras afirmaba que la política no puede hacerse a puntapiés, así se adelanta con enfrentamientos preocupantes lo cual dificultará el ejercicio del poder. Las ideologías han perdido actualidad, las controversias disminuido de categoría al trasladarse a discusiones de relativo valor, con discrepancias de forma antes que de fondo y afectación de la búsqueda de grandes objetivos eclipsados en la parcelación de esfuerzos, sin duda los árboles ocultan el bosque.
Hay nombres de compatriotas cuyas calidades reconocemos que quieren el respaldo electoral, la mecánica política los desfavorece, erróneo de su parte contemporizar con la demagogia. Es hora de aprovechar recursos materiales y humanos, de conducir una movilización ciudadana no caótica, de restablecer la estructura de los partidos reemplazados por coaliciones con precaria subsistencia después de los resultados de las elecciones venideras.
Siempre he de lo dicho por Groucho Marx, actor y cómico del siglo XX, de que “la política es el arte de buscar problemas, de encontrarlos, hacer un falso diagnóstico y después aplicar los remedios equivocados.” Ella, es más, ha contribuido a la civilización, a la supervivencia de los seres humanos, los acuerdos coyunturales no bastan para encauzar el Cambio Social.
Seguiremos atentos al curso de la campaña, esperamos que concluya en paz, elegir un buen gobierno que desarrolle acciones concretas dentro de un Estado transparente y eficaz, anhelamos la libertad organizada.