Es lamentable para los Estados Unidos, la comunidad americana y en general para la comunidad internacional lo que ha venido sucediendo en poblaciones norteamericanas, en especial en Washington, con motivo de la pérdida en las elecciones americanas del presidente Donald Trump.
La toma del Congreso de los Estados Unidos, las averías que sufrió su edificación e incluso la pérdida de vidas a raíz de la misma, es un hecho que nadie se hubiera podido imaginar que ocurriera en ese recinto tan destacado de la democracia norteamericana. Pero lo más desastroso es que esos hechos se hubieran producido como consecuencia de la instigación que horas antes hizo el Presidente Trump a sus manifestantes y seguidores.
El mal causado a los Estados Unidos y a su imagen democrática es algo que todavía no se dimensiona ya que, como dijo el expresidente George W Bush, esos hechos solo se espera que sucedan en las ‘banana republic’, como llaman en inglés a los países de débil democracia, corrupción, donde se presentan violaciones a los derechos humanos e incluso a los países que tienen supuestas democracias y realmente son dictaduras.
El electo presidente americano Joe Biden tendrá la gran responsabilidad, cuando tome posesión de su cargo este 20 de Enero, de trabajar para recuperar la imagen de Estados Unidos y sobre todo para lograr despolarizar las opiniones de su pueblo.
La posesión del presidente Biden estará marcada por un clima de tensión sin precedentes originado por el intento de Trump de impedir el cambio de gobierno que tuvo como resultado final, hasta la fecha, el asalto al Congreso del pasado 6 enero.
Así mismo se ve temor a otro exceso o ilegalidad de Trump por el cual los ciudadanos empujan a intentar destituirle cuanto antes mediante la enmienda 25 de la Constitución o mediante un nuevo ‘impeachment’, que trataría de inhabilitar a Trump para posibles cargos en el futuro, como las elecciones del 2024.
Los Demócratas no se ponen de acuerdo sobre la conveniencia del impeachment. Su inicio puede retrasar confirmaciones del equipo de Biden por parte del Senado y desviar la atención de lo realmente prioritario para la nueva administración: la lucha con el covid y el estímulo económico.
Por parte de los republicanos, crece el rechazo a Trump aunque aún hay quienes no se enfrentan a él o incluso le defienden. Se ve una necesidad de recomponer el Partido tras lo sucedido y, consecuentemente, el futuro del actual mandatario estará condicionado a lo que se decida, en estos días, sobre si dar curso al impeachment o no.
Además, la condena por parte de las grandes empresas ha sido generalizada y muchas han amenazado con suprimir sus contribuciones a quienes sigan apoyando a Trump.
Sin embargo, el respaldo a Trump sigue siendo considerable (sólo alrededor del 50% de la población condena sus actos), por lo que mantiene el apoyo de las bases y de muchos congresistas republicanos que no han condenado lo sucedido el 6 de enero, ni le responsabilizan del asalto al Congreso como tampoco de intentar boicotear la toma de posesión de Biden.
Lo que es evidente es que el clima político es de máxima tensión y la toma de posesión tendrá que contar con fuertes medidas de seguridad.