La salud de las empresas | El Nuevo Siglo
Viernes, 3 de Abril de 2020

No es fácil predecir cuál será la dimensión de los efectos del coronavirus en la economía y en la vida social, lo que sí es evidente es que se precipitará una profunda crisis, provocada por el desempleo, la quiebra de empresas, el desabastecimiento y los movimientos de protesta social propios de la depresión. El hambre no da espera y desata comportamientos incontrolables, cuyas consecuencias son más letales que el propio virus. Es increíble oír voces que plantean una dicotomía entre rescatar empresas o invertir en salud pública, como si se tratara de cosas excluyentes y contradictorias.

Es evidente que no han entendido que la peor enfermedad es el hambre, y la única cura que existe contra ella es la generación de empleo, empleo a cargo de las empresas, que en su gran mayoría (98%), son micro, pequeñas y medianas. Que por más trabas y obligaciones legales que pretendan imponerles, serán más implacables leyes del mercado, pues si las empresas no pueden producir ni vender, se van a quebrar y se verán obligadas a despedir a sus empleados. Así funciona la economía con su estricto rigor.

Por eso, proteger la economía, proteger a las empresas, es proteger la salud, es evitar el hambre de millones, es evitar el colapso del sistema de salud que podría quedarse sin recursos, ante una ruptura profunda del aparato productivo, haciéndolo incapaz de tributarle al fisco, desfinanciando cualquier inversión pública, haciendo insostenible cualquier política social. Es decir, la salud depende de la economía, pero también la seguridad, porque un país con hambre corre el riesgo de incendiarse.

En primera instancia, el impacto se ha sentido con mayor rapidez en el sector servicios, turismo, restaurantes, bares, comercio, pero como en efecto dominó, unas industrias caerán sobre otras, y al disminuir la demanda, se convertirá en un círculo vicioso de desempleo.
Lo único claro qué hay que hacer son políticas anti cíclicas que impidan la extensión del problema. Estados Unidos aprobó 2,2 billones de dólares para contener el golpe económico provocado por el Covid-19, el mayor paquete de ayudas en la historia de ese país.

La creación del Fondo de Mitigación de Emergencias es una orientación correcta, aunque insuficiente ante la dimensión del problema. Recordemos que el turismo representa cerca del 4% del PIB nacional, que los restaurantes generan más de 1.000.000 de empleos, y así, la lista es larga, y los sectores más débiles, que necesariamente se van a afectar, son de una dimensión preocupante.

La única posibilidad de obtener recursos, para atender una situación con estas dimensiones, sería un crédito al Gobierno Nacional por parte del Banco de la República, evitando aumentar la deuda en dólares, aprovechando la declaración de emergencia económica. Algunos expertos ya lo han sugerido, y aunque podrá verse como una medida poco ortodoxa, que atenta contra la independencia que debe tener el Banco de la República frente al Ejecutivo, ante la catástrofe que nos espera, no hacerlo sería suicida.

Vivimos un momento excepcional, ante el cual solo podemos reaccionar con medidas excepcionales. El Presidente Duque ha demostrado carácter y determinación en el manejo de esta crisis, debe tomar decisiones radicales evitando que se agrave el problema social. No es momento para que mandatarios locales traten de sacar provecho, confundiendo a los ciudadanos, enviando mensajes oportunistas y equívocos. Es momento de unidad, de actuar con disciplina bajo la dirección del Gobierno Nacional, equivocarnos sería trágico y causaría miles de muertes.

 @SamuelHoyosM