Ya habíamos manifestado en nota anterior que el tema del Bronx o mejor su coletazo se extendería en el tiempo, pero por lago rato, y la verdad, me propuse no referirme más al asunto dejando que la autoridades y la misma ciudadanía le dieran el manejo adecuado, sustentados en la ley y las buenas costumbres. ¿Pero cómo hacer para dejar de aportar briznas de arena a tan grave situación que se vive en la ciudad capital y diríamos para el país, pues este tipo de ollas existen en toda Colombia y bien sabemos que el acertado manejo en la capital, generara ejemplos en todos los rincones patrios?.
En esta ocasión queremos hacer referencia a ciertas actividades que facilitan o refuerzan la posición de los habitantes de la calle, renuentes a recibir apoyo por parte de las autoridades. No sé si los investigadores le han dado la importancia a la cantidad de monedas que se encontraron durante el operativo del Bronx en poder de los delincuentes, pero no se necesita mucho análisis para entender que ese efectivo provenía de las máquinas tragamonedas y a éstas se llegó de la calle, es decir ese producto fue recogido en toda la ciudad por los habitantes de la calle, venido de manos piadosas entregados a manera de limosna. Quiere decir que esa ayuda ciudadana al desprotegido que ambula por la ciudad, recurriendo a la caridad pública, no es utilizado en comida, medicinas ni nada por el estilo, sino que está destinado al consumo de estupefacientes. Es por ello que esa gran cantidad de monedas hacían parte del diario vivir en el Bronx. Recomendación: ¡ no dar limosna en la calle!.
Otro aspecto importante lo recogí de policía activos, retirados y ciudadanos que tiene a bien darme información y hacerme reflexiones para enriquecer estas columnas. Sostienen mis contertulios que vivir en la calle les deja a las personas de la referencia, un sabor de autonomía, libertad e independencia, alejándolos de las críticas y correctivos de familiares, amigos, jefes y demás. Como quien diría, cuando quiera me acuesto, cuando quiera y donde quiera me levanto, no pido permiso y soy dueño de mí mismo; filosofía de libertad para nuestro gusto mal entendida, pero basada en la caridad pública, porque el único recurso ineludible para sobrevivir en la calle es la comida, auxilio que como lo venimos diciendo lo adquieren de la caridad. Recomendación: ¡no dar alimentos a estas personas¡ buscando desestimular su tendencia a permanecer y deambular en la calles de las ciudades y pueblos!.
A lo anterior agregar la subordinación a las personas que los extorsionan a su gusto, soportados en la drogadicción que les administran de acuerdo a sus intenciones. Conclusión, sin limosna ni comida estas personas que debemos proteger, terminaran buscando ayuda.