"Los caminos de la lealtad son siempre rectos"/Charles Dickens.
"La lealtad es una decisión, una resolución del alma" /Pascal Mercier.
La lealtad es fidelidad y respeto reciproco con una persona u organización; es cuestión de principios. La lealtad es una virtud mientras la deslealtad conlleva traición, falsedad y mentira.
Entre gente sin principios existe complicidad, no puede haber una verdadera lealtad porque esta se ejerce con dignidad. Pero aun siendo así, la lealtad se hace frágil. O si no de qué otra forma podría explicase la conducta del apóstol Pedro, luego de que en el Huerto de los Olivos en incuestionable muestra de fidelidad al Señor Jesús hirió en la oreja al criado del Sumo Sacerdote, (Mt 26,51), y a pocas horas lo estaba negando tres veces.
Y qué decir de la falsa lealtad de Judas Iscariote que a cambio de su traición cobró una recompensa en dinero. Ambos obraron mal. No fueron leales. Sin embargo, en el evangelio, Mateo establece diferencias cuando dice que "mientras la caída de Pedro fue temporal, la de Judas fue permanente" Y continúa: "solamente Pedro se arrepintió y puso su confianza en Cristo." Judas finalmente se suicidó. Tanto así que este hecho no afectó el legado a Pedro y sus sucesores como representantes de Cristo en la tierra." ¿Lealtad relativa" podríamos acaso denominarla? Se es o no sé es, decían nuestros abuelos al definir la lealtad. Nada de aguas tibias ni posiciones ambiguas. "De una sola pieza", sin titubeos.
La palabra se respeta y se cumple el compromiso sin importar lo que pueda ocurrir.
La fidelidad de los animales con el hombre, es otro ejemplo; especialmente la del perro, pero también sucede que muerda la mano del amo que le da de comer. Entre tanto, lo relativo se vive en política, donde hasta se dice que no existe lealtad. La hay supuestamente, pero a cambio de un favor y por eso es relativa, con condiciones.
Compromisos sujetos a contraprestación.
Por eso la deslealtad en el ejercicio político es casi imposible dejar de preverla; además de la ingratitud, la traición, el egoísmo.
Es este oficio como los perros, muerden la mano y se abalanzan contra su líder o mentor y quieren luego reemplazarlo.
Actúan con fanatismo y sectarismo. Facetas estás de corte universal y tradicionales a lo largo de la historia, frecuentes en nuestra realidad criolla, donde hay quienes hacen política para estar a la moda o para conseguir un contrato o un cargo público, y en procura de un mayor estatus social, aún a sabiendas de estar apoyando una causa lesiva para el resto de la comunidad.
Igual sucede a la inversa, o sea, del político para con su electorado.
Lealtad tan relativa y falsa como la del político cuando promete para conseguir el voto y luego de ser elegido ignora lo prometido. Una especie de estafa política, equivalente a incurrir en el engaño, con relación a la expectativa creada.
*Exgobernador del Tolima.