Para el gobierno del “cambio”, la Comisión de Empalme propuso “crear un grupo de Recursos Humanos que apoyara al Presidente en la selección de cargos de primer nivel”. Recomiendo no tratar lo humano como recurso, visión retrógrada o retardataria, y menos gastar erario en headhunters, metáfora de la milicia que no agrega valor a la Paz Total.
Colombia está sobre diagnosticada; sobra talento, ignorado por no asociarse con el clientelismo, y la conformación del gabinete de Claudia López regaló otra muestra del costoso fracaso de aquellas consultorías. Discrecional, su modalidad de contratación podría estar dirigida, como acostumbran los selectivos altos cargos -v.g. las *ía*-, “sin que dejen de pasar por filtros” (Semana.com, 30/11/2019).
Quería “personas que pudieran dialogar con los ciudadanos”; nada de aprendices, y tampoco “tecnócratas extraterrestres, alejados de la realidad”. Apenas acertó con Cristina Arango, excelente ejecutiva, pero lo demás funciona como la Línea 123: sin ofrecer respuesta efectiva, seguimiento a los casos ni evaluación del servicio; por eso “el sector público permanece desprestigiado”.
Dichos requerimientos eran tan pobres o ambiguos, como los estándares provistos mediante ElEmpleo.com; y a eso lo denominan meritocracia. Por demás, la mayoría de los headhunters apenas conoció al sector real, y discrimina los éxitos usando títulos a secas o números en bruto, sin entender los contextos ni verificar eventuales irregularidades, pues las referencias dependen de los recomendados.
La pasada década Petro hizo nombramientos desastrosos en Energía de Bogotá, caso Fonseca, exponiendo conflictos de intereses, improvisación en los perfiles o flojos talantes en cargos estratégicos. Además, la carta de renuncia de García-Peña permitió entrever inmadurez en su estilo de liderazgo o modelo de gestión (ElTiempo.com, 14/6/2012).
Lección aprendida, seleccionen personas capaces de aterrizar su visión, y sin miedo para desafiarla. Aclaren sus roles, concilien creencias y complementen competencias. Igual, debieron emprender estas convocatorias antes de la Elección; perdieron tiempo porque son falibles -falsos positivos o negativos-, y del afán sólo quedan lamentos, especialmente cuando no hay tiempo para acoplarse.
Asegúrense de que tengan la motivación para trascender, retribuyendo a la sociedad, y estén dispuestos a renunciar a privilegios. Considerando el desaire de Ferrari, si pretenden nacionalizar extranjeros, no recluten en Sudamérica; tampoco en las estancadas economías desarrolladas: “róbense” talento de las modernas y progresistas ciudadanías nórdicas, canadienses o neozelandesas.
Celebro el nombramiento de Ramírez, licenciada en Matemáticas y Física, quien genuinamente interpreta la definición de trabajo. En la práctica decepciona Ocampo, y Reyes es asesor técnico, no gerente. Finalmente, se equivocan quienes objetan la posesión de una filósofa, que reconoce el enfoque inter y transdisciplinario, para “repensar” el complejo minero energético.
Prefiero cuestionar a los abogados o economistas que desaprovecharon su perpetua oportunidad. A propósito, modifiquen los requisitos para trabajar con el Estado, exigiendo mínima experiencia en el sector real, además de pruebas de psiquiatría y poligrafía.