LORENA RUBIANO FAJARDO | El Nuevo Siglo
Domingo, 3 de Marzo de 2013

¿Quién mató el café?

 

Cuando el rio suena, cafeteros lleva.  Esa es la triste y cruel realidad del gremio que ha llevado en sus hombros, durante décadas,  el desarrollo del país. Hicieron escuelas, hospitales, carreteras, subsidiaron el estudio y mantenimiento en el exterior de cientos de burócratas que ahora los miran como desechables.

Los paños de agua tibia que ofrece el gobierno no son suficientes, el problema es estructural y de mucha plata.

Las arcas  del fondo del café fueron saqueadas durante años y años, y no guardaron platica para la época de las vacas flacas.

Aquí hay que hacer un alto en el camino y que sean los propios cafeteros, los de verdad, los de mulera y manos encallecidas, los que cojan el manejo de la insepulta Federación, la reestructuren y lo que quede, que debe ser muy poco, solo funcione en beneficio del gremio.

Pero ojo, hay que constituir una gran comisión de la verdad para establecer -a ciencia cierta- que pasó con la plata de los cafeteros, dónde y quién la despilfarró, y hacer por lo menos un juicio de responsabilidades. Miles de millones de dólares, sociedades espurias, malos negocios, erróneas inversiones, burocracia en el exterior, inclusive sin existir ya el convenio del café, tienen que ser aclarados. Los cafeteros van a morir, pero que mueran como los robles, de pie.

Contra los cafeteros no se necesitan tanques de guerra, ni armas, sino gente capaz de manejar la reestructuración del gremio y que sean ellos mismos los que tomen posesión de lo poco que les queda, entre esos las fotos de la Flota Mercante Grancolombiana, del Banco Cafetero, de Aces, de los encopetados y lujosos cocteles en el exterior y unos costales de recuerdo de lo que fue el grano de oro.

 Esa comisión de la verdad debe informarle al país quienes daban los jugosos contratos, asesorías, viajes, fiestas en el exterior, aportes a campañas políticas y becas para que haya una verdad histórica que es urgente y necesaria.

También saber si ex funcionarios son socios de las multinacionales que manejan el mercado del café, a las que les vendían barato, para que ganaran bastante.

 

Los empleados de la Federación, en solidaridad con el gremio, deberían renunciar a un 50% de su salario, y al que no le sirva que se retire y traeremos a los vietnamitas o brasileros que si saben manejar el café.

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 lorenarubianof@gmail.com