Pese a todo, el gobierno de Colombia decidió seguir deshojando la margarita en La Haya, responder a la demanda de Nicaragua de extensión de su plataforma continental a más de doscientas millas, casi hasta Cartagena, lo cual implica que la Corte Internacional de Justicia entra a estudiar el fondo de la Litis, de la etapa escrita se pasa a la oral, tomará años dictar otra sentencia inejecutable, es decir que el próximo presidente de la República se posesionará el siete de agosto del 2018 con ese fardo a cuestas.
Contradictorio aceptar que un órgano judicial inhábil analice planteamientos en detrimento del archipiélago de San Andrés y Providencia y del lecho marítimo de la República, el proceso avanza con ignorancia de la ciudadanía, el Congreso no fue capaz de realizar el gran debate, los partidos políticos callan, continúa inaplicable el fallo del 2012 que desconoció el meridiano 82 como frontera el cual no podrá dilucidarse sino mediante convenios con los Estados del área.
Solamente con pronunciamiento firme, mostrando que el mar es prioritario, señalando caminos para una empresa conjunta diferente a la discrepancia bilateral, abriendo el dialogo y suscribiendo acuerdos, acertaremos. Así se insista en la competencia de La Haya, asumida en apretada votación en su seno, no habrá desenlace aceptable con violación de derechos perpetuos e irrevocables.
Repiquetea la afirmación de los agentes del gobierno de que el documento presentado es confidencial y no es factible revelar su contenido. Así procedimos antes y sufrimos las consecuencias de haber legitimado la jurisdicción de un organismo que deliberó y falló acogiendo una demanda sustentada en el acto ilícito de 1980. Debatir en La Haya nuestra soberanía en el fondo del mar es someternos al rompimiento del orden jurídico internacional, además acto violatorio de la Constitución: “La zona contigua, la plataforma continental y la zona económica exclusiva son parte del territorio.”
Los candidatos presidenciales deben pronunciarse y definir cómo actuarían de resultar elegidos. Pensé que el presidente Juan Manuel Santos perseveraría en la decisión de no reconocer autoridad a la Corte de La Haya para definir extensión de plataformas continentales, comunicando su determinación basada en argumentos jurídicos, técnicos y geográficos al mundo. Fue vana ilusión, los medios de comunicación publican noticias ininteligibles, por fortuna El Nuevo Siglo presenta informes objetivos al respecto. El liderazgo del nuevo mandatario se vincula con las relaciones exteriores y la democracia, para ejercerlo se requiere el compromiso de los aspirantes a la primera magistratura de levantar el secreto, de tener en cuenta al pueblo. En la campaña electoral los ciudadanos esperan que se haga claridad en un tema de vital importancia.