Bogotá, la radiante capital de la República, la “Atenas Suramericana”, la ciudad más apetecida de Colombia, está en poder de una criminalidad proveniente de la vecindad que nos ha invadido desde Chávez hasta nuestros días.
Sus dos últimos dictadores han imitado a Cuba, al desocupar sus cárceles de tenebrosos criminales que envían a recorrer ciudades, pueblos, caminos y veredas de Colombia y otras naciones hermanas.
La peor parte le ha tocado a Bogotá, Cúcuta y otras ciudades aprovechando el desorden y el caos sembrados por los alcaldes. En el caso del Distrito Especial, la alcaldesa Claudia, sin planeación alguna, procedió durante sus últimos dos años a llenar de obras interminables, inverosímiles y anormales la ciudad tradicionalmente mal administrada.
La tropelía y el fandango hacen parte del desbarajuste en que se encuentra una Capital en poder de una espantosa criminalidad. Claudia malogró un más o menos llevadero pico y placa que permitía a los habitantes aprovechar, en forma justa, la recuperación de los impuestos de rodamiento que se pagan y los gravámenes que acompañan al precio de los combustibles.
De paso, las supuestas obras abrieron todos los vericuetos para que el hampa se desplace y despoje de toda seguridad a los atormentados habitantes. Las calles rotas, repletas de huecos y mimetizadas con poli sombras, son refugios para la delincuencia.
La alcaldesa solo se ampara en loa tales miles de policías que dice haber preparado para mejorar la seguridad en Bogotá, y que según ella le fueron sustraídos por el cuerpo de vigilancia.
Ha llegado a solicitar una propia policía bajo su mando para combatir el hampa que acosa a 9 millones de bogotanos que quieren sobrevivir.
La extorsión, el atraco, el secuestro y millares de hampones recorren sin control alguno los cuatro puntos cardinales de una ciudad sin Dios, ni ley, porque la gobernante desconoce la manera de ofrecer tranquilidad, protección y amparo a la ciudadanía.
A plena luz del día se despoja de elementales pertenencias a los bogotanos, les rapan sus dineros cuando cobran sus salarios o utilizan un cajero. Las primeras sombras de las seis de la tarde obligan a gran parte de la ciudadanía a refugiarse en sus hogares, si es que logran a tomar uno de los pésimos transportes públicos.
Las motos que tenían prohibido llevar parrillero, de unos días para acá, fueron autorizadas para hacerlo. Esa medida incrementó la inseguridad. De cada moto se bajan asesinos que intimidan a los ciudadanos, les roban lo que lleven, o los asesinan, si tratan de defenderse.
Entre tanto, la alcaldesa sigue reclamando los policías que le quitaron y pidiendo a los jueces que no liberen a los hampones capturados.
Estamos a cinco meses de finalizar el mandato de Claudia y su desgobierno, mientras la ciudadanía no sabe qué hacer, por quien votar o a quien encargarle su ciudad. Hay buenos y malos candidatos, pero por favor ninguno como Claudia.
BLANCO: Omar Andrés Camacho, nuevo ministro de Minas, es un físico con maestría en energía y fuentes renovables. Por fin alguien que sepa del tema.
NEGRO: ¿Cuándo empezará el Emisor a bajar intereses?