Uno de los grandes propósitos de los estadistas colombianos en el siglo XX, como en los casos del general Rafael Reyes, Laureano Gómez, Mariano Ospina y Alfonso López Michelsen, entre otros, se centró en la explotación de nuestros recursos petroleros. Ya fuese mediante concesiones o la explotación directa por particulares o mixta con el Estado. El desarrollo está ligado directamente a la energía y la positiva inversión de sus utilidades en producción e industrialización. La energía moviliza el desarrollo y genera grandes recursos económicos que benefician al Estado y la sociedad.
Ecopetrol se funda para apoyar el desarrollo y evitar la importación de combustible que desangra las arcas de un país modesto económicamente como Colombia. Gracias a esa estatal petrolera, el país da pasos trascendentales en la producción que le permiten generar desarrollo y empresas, dar trabajo y generar utilidades que benefician a la nación. En general, antes de la llegada al poder del anarco-socialismo, Ecopetrol se manejó con pericia y buscando el beneficio nacional con pocas excepciones, como el caso de los escándalos en Reficar.
La cosa es sencilla: el petróleo bien empleado, exportado o transformado al servicio del desarrollo, es la gran palanca para dar el salto a la industrialización. El mismo Estados Unidos, con sus valiosos equipos humanos y profesionales que desarrollaron su industria petrolera, así como Inglaterra, sustentaron gran parte de su avance industrial con las utilidades del petróleo. Alemania, al carecer de éste, en buena medida se lanza a la guerra buscando pozos petroleros, para explotarlos, como lo hace en Oriente Medio, en Polonia y en la guerra con Rusia, que fuera del pretexto ideológico y geopolítico, tuvo un claro tufillo petrolero.
Algunos países europeos carentes de ese valioso recurso, han tenido enromes dificultades para avanzar en el desarrollo y con persistencia y trabajo han salido adelante. Acumular los millones de dólares que deja anualmente la industria petrolera, por la vía del comercio o las exportaciones de manufacturas, resulta muy difícil. Así que pretender derrumbar la industria petrolera colombiana o sustituir el petróleo por la exportación de aguacates, no deja de ser un mal chiste.
Tenemos el ejemplo de Venezuela que al cambiar a los trabajadores competentes que estuvieron en huelga por agentes partidistas y abandonar la política petrolera que había convertido ese país el primer productor mundial, en pocos años cae al pozo de los países desindustrializados y menesterosos.
Los dividendos del petróleo bien invertidos, incluso hoy, cuando se habla de sustituirlos por otras fuentes de energía en una palanca al desarrollo. Además, múltiples derivados del petróleo son fundamentales en el proceso productivo industrial. El entonces presidente Alfonso López Michelsen sufrió un paro nacional y se encontró mal de recursos, por lo que reflexionó, se asesoró y entró a diversificar el negocio petrolero. Es así como se avanza a los contratos mixtos de asociación con los privados, lo que le permite a Ecopetrol modernizarse y ensanchar su producción. Entre sus asesores, contó el gobernante con ministros conservadores como Jaime García Parra y Eduardo del Hierro Santacruz, que rediseñaron con éxito la política petrolera colombiana.
En gobiernos más recientes se hicieron esfuerzos para aumentar la producción y se presentaron escándalos como el de Reficar que en su hora comentamos, cuando el entonces procurador Edgardo Maya, debió encarar con prontitud y severidad el asunto. Recientemente, se supo que una falla eléctrica en la refinería de Cartagena afectó a más de 25 máquinas, interrumpiendo la producción y generando costos adicionales en la cadena de suministros de combustibles líquidos, como el jet fuel para aviones. Este incidente dejó al descubierto la vulnerabilidad de la infraestructura de la empresa y el abastecimiento de jet A1, diésel y gasolina. Según el mismo Gobierno, el arreglo costó 35 millones de dólares y este ocasionó una pérdida en el último. Por las fallas de Reficar se han presentado problemas en la aviación colombiana por falta de combustible.
En fin, lo más grave que perturba hoy el desarrollo colombiano es que desde las altas esferas del gobierno se atenta contra la industria petrolera nacional. La burocracia en Ecopetrol ha aumentado de manera demencial, en su mayoría con elementos incompetentes, fuera de subir los salarios de los agentes politiqueros de la misma a sumas escandalosas.
Al golpear a Ecopetrol y el sector de los hidrocarburos, el transporte, el comercio, la industria y casi todos los colombianos se ven afectados en el bolsillo, por lo que en estos momentos varios gremios anuncian huelgas y la amenaza del alza en varios productos de primera necesidad se torna alarmante.