MARÍA ANDREA NIETO ROMERO | El Nuevo Siglo
Lunes, 16 de Enero de 2012

Controladores aéreos

La  semana pasada regresando del exterior con mi familia tuvimos que esperar casi 50 minutos en el aire porque los controladores aéreos estaban en algo así, como una operación tortuga. Al llegar pudimos constatar que la terminal de vuelos internacionales estaba desocupada y era evidente que había una situación anómala en el tráfico aéreo. Desde el aire veíamos por la ventana a más de 3 aviones, en procedimiento de sobrevuelo. Nos enteramos por los maleteros de que un vuelo de Air Canadá,  estuvo sobrevolando 60 minutos antes de que lo autorizaran a aterrizar.
La situación de los controladores no es la mejor. Para que el personal estuviera completo se necesitarían algo así como 1.400 operarios en todo el país y solamente hay alrededor de 500. Esto implica que cada controlador tenga bajo su cargo 50 aviones por hora, cuando en los aeropuertos de Europa el estándar es de un controlador por 8 aviones por hora.
Las condiciones que exigen es mejorar sus tiempos de descanso, contratar más personal y mejorar el nivel salarial.
La semana pasada el viceministro de Trabajo, David Luna, se reunió con el sindicato para determinar la situación a futuro. Del resultado de esa reunión no se supo nada. Tampoco si las operaciones del terminal aéreo se normalizaron.
Lo cierto es que si bien es evidente la urgencia de más de 1.000 nuevos operadores y que sus reclamaciones tienen mucho sentido, sí es irresponsabilidad absoluta poner a sobrevolar aviones por más de 50 minutos.
¿Qué pasa si en esa forma de protesta se cae un avión? ¿Quién responde? ¿El sindicato de controladores va a tener los pantalones para mirar de frente a las familias de los pasajeros?
La protesta es importante, la reivindicación de derechos y condiciones laborales es fundamental, pero debe primar y sobre todo en este sector, la seguridad de los vuelos y los pasajeros. La responsabilidad de tener aviones sobrevolando los cielos es directamente del sindicato y ellos por más que quieran, deben sentarse en una mesa de negociación y llegar a un buen término con las autoridades nacionales.
Ahora bien, confío en los buenos oficios del viceministro Luna, es imprescindible que un aspecto tan álgido como la seguridad aérea se ponga al día en este gobierno, que se entrenen nuevos controladores aéreos, se mejoren las condiciones laborales y se equipare la capacidad operativa de los aeropuertos nacionales, porque de nada sirve empujar por el crecimiento del sector, si no hay gente en la torres de control que les pueda permitir a los aviones aterrizajes y despegues seguros y a tiempo.