MARÍA CLARA OSPINA | El Nuevo Siglo
Miércoles, 16 de Noviembre de 2011

¡Ojo, muchachos!

¡OJO,  muchachos!, no dejen que nadie se tome la vocería de sus protestas, ni se aproveche de ellas para su propio beneficio. Paracaidistas políticos, al estilo de Piedad Córdoba, arruinan el sentido de una honesta protesta estudiantil. Córdoba no es estudiante, o académica, ni padre de un estudiante. Tampoco ha sido una abanderada de una mejor educación universitaria.
Lo que sí es, es una oportunista consumada. Siempre a la busca de una plataforma prestada para figurar. Lo hemos visto muchísimas veces. Como cuando ganó por primera vez el Polo Democrático la Alcaldía en Bogotá. Ahí la vimos subida en la tarima fotografiándose al lado de Lucho Garzón, sin siquiera pertenecer al Polo.
Así que ¡ojo! Si van a continuar en su lucha, ya sea en las calles o en una mesa de concertación, mantengan sus protestas y propuestas limpias. Que sean manifestaciones pacíficas, con propuestas bien pensadas y justificadas. Mejor pocas propuestas, pero muy concretas. No se conviertan en títeres de ningún partido, agrupación, personaje político o sindicalista.
No se dejen manipular por nadie, ni por intereses diferentes a los que están proponiendo; una educación de calidad gratis o con una financiación que no los deje endeudados para siempre, más cupos, para que ningún colombiano se quede sin poder asistir a la universidad; y mejores profesores. Ojalá ustedes se conviertan en los abanderados contra la rampante corrupción. Quiénes mejor para condenar esta lacra que los jóvenes, que aún tienen las manos y las mentes limpias.
Las protestas estudiantiles se venían venir, teniendo en cuenta los hechos que ensombrecen la realidad colombiana. Sobre todo, la ya mencionada corrupción, que ha saqueado las arcas públicas afectando la educación, la salud, la infraestructura, en fin, el progreso y buen vivir de todos.
Naturalmente, como estudiantes deben centrar sus exigencias en demandar más y mejor educación.
Hoy, las universidades colombianas no son reconocidas en nivel mundial. Según el importante ranking británico QS Top Universites, que estudia a 2.500 universidades del mundo y clasifica a 600, solo las universidades de los Andes y la Nacional clasifican entre los números 400 y 500, y las de Antioquia y la Javeriana entre las últimas 100. Vergonzosamente, ninguna universidad colombiana clasifica entre las 100 mejores del mundo. Hoy, en Colombia solo hay 20 universidades acreditadas ante el Ministerio de Educación.
El profesorado, en la mayoría de los casos mal pagado, deja mucho que desear. Falta también presupuesto para investigación, algo de gran importancia para el desarrollo del país. Como hay poca investigación las universidades publican poco, o nada. Todo esto pone a nuestros estudiantes en una gran desventaja ante los estudiantes de otros países.
Lo peor es la proliferación de “fundaciones” educativas de garaje, dizque sin ánimo de lucro, cuyos gestores, reales propietarios, se “tapan” de dinero dando títulos que de nada servirán a los incautos que salen mal “graduados” de estos lugares.
Así que, ¡ojo, muchachos!, aprovechen esta oportunidad que ustedes mismos se han abierto, para traer un cambio urgente a la educación en Colombia y una fuerte condena contra la corrupción. Nadie mejor que ustedes para lograrlo.