MARÍA CLARA OSPINA | El Nuevo Siglo
Jueves, 1 de Diciembre de 2011

 

Botín de guerra

 

Las mujeres han sido consideradas, desde tiempos inmemoriales, en todos los conflictos sufridos por la humanidad, como botín de guerra. Son usadas y abusadas por los vencedores. Como si no fueran seres humanos. Son quebrantadas, violadas y maltratadas, por placer o por venganza, para humillar, aterrorizar y someter a los pueblos vencidos.

El bien conocido Rapto de las Sabinas por Rómulo y sus hombres, para preñarlas y poblar así a Roma con sus hijos, nos demuestra cómo, aun en la leyenda mitológica, la mujer ha sido siempre vista como un botín, al servicio del hombre y sus deseos primarios.

Recientemente, gracias al libro Berlín: The Downfall, 1945 (Berlín: La caída, 1945) escrito por Anthony Beevor, ex combatiente e historiador inglés, ha salido a la luz la tragedia sufrida entre 1945 y 1949, al finalizar la II Guerra Mundial, por las alemanas. Queda claro en este libro como más de 2 millones de alemanas, aun niñas y ancianas, fueron violadas, en algunos casos repetidamente y con gran brutalidad, por soldados rusos, con la complacencia de sus oficiales.

No debemos olvidar lo ocurrido en Nanjing, China, en 1938, durante la guerra chino-japonesa, cuando los japoneses invasores esclavizaron sexualmente a la población femenina, cometiendo contra ella los más detestables atropellos, como cortarles los senos, o extraer de su vientre niños nonatos, con sus bayonetas. O la violación masiva de mujeres en Bosnia durante la guerra de los Balcanes, o las más de doscientas mil mujeres que han sido violadas desde 1995 en la República Democrática del Congo y las incontables víctimas (algunos dicen que pasan de 500 mil), en Ruanda, durante y después de los conflictos, porque, es un hecho que la agresión no termina cuando terminan los conflictos. En muchos casos, la violencia contra las mujeres continúa por años.

Y así sucesivamente se recorre la historia de las violaciones masivas contra las mujeres. Se podrían llenar millones de páginas recontando la manera cómo el cuerpo de la mujer ha sido abusado siempre como botín de guerra.

Colombia no es una excepción. Las mujeres colombianas que viven en la zona de conflicto han sufrido abusos y violaciones de parte de todos los grupos armados. Ya sea por no someterse, por venganza contra alguno de sus hombres, por defender sus tierras, o porque ingenuamente se han unido a uno de estos grupos buscando protección para terminar siendo usadas como carne de cañón o compañeras sexuales sin derechos, obligadas a abortar si quedan preñadas.

A propósito del Día Internacional de la no Violencia, me pregunto: ¿cuándo dejará la mujer de ser tratada como botín de guerra? Quiero unir mi voz a toda manifestación contra la violencia, no sólo contra la mujer, sino contra cualquier persona.

Hoy, muy especialmente, condeno el asesinato de los cuatro militares secuestrados. A toda Colombia le duele este crimen miserable. Condeno a los que pretenden excusar a las Farc tratando de impugnar la actuación del Ejército en cumplimiento de su deber constitucional. Y con todo mi corazón envío mi más sentida condolencia a los familiares de los valientes y honorables militares asesinados.