MARÍA CLARA OSPINA | El Nuevo Siglo
Jueves, 23 de Febrero de 2012

¡Ahora entiendo!

Ahora sí entiendo por qué Correa formó semejante tinglado sobre la invitación de Cuba a la Cumbre de la OEA en Cartagena de abril, negándose a asistir si la Isla no era invitada a dicha Cumbre, e instigando a los demás países miembros de la ALBA: Venezuela, Bolivia y Nicaragua, a hacer lo mismo.
Después de oír la absurda sentencia contra El Universal, diario opositor de su Gobierno, proferida por una Corte aparentemente manipulada por el mismo Correa, es claro que lo que buscaba el Presidente era zafarse de asistir a la Cumbre en Cartagena para evitar ser cuestionado y tener que responder ante ella por el amordazamiento de la prensa, ampliamente antidemocrático, que está ejerciendo su Gobierno.
Era muy probable que Correa supiera cuál iba a ser el fallo. Y, como astuto político que es, se adelantó a crear el show mediático de la famosa invitación a Cuba.
Al principio pensé que se trataba de una treta más anti EE.UU. planeada por Hugo Chávez, pero presentada por su amigote ecuatoriano por múltiples conveniencias. Sin embargo, oí de un embajador, muy conocedor del tema, que esto no parecía factible, pues Chávez no desea mecer el bote de su relación con Colombia, el país anfitrión, ahora que Juan Manuel Santos lo trata como “su nuevo mejor amigo” y las relaciones entre los dos países muestran una mejoría, cosa que conviene al venezolano en año de elecciones. Aparentemente, la propuesta de Correa sorprendió a Chávez, quien no tuvo otro remedio que sumarse a ella. Hoy, analizando lo que ocurre en Ecuador, esta hipótesis podría ser cierta.
Pienso que el manejo pausado y prudente dado a dicha crisis por Colombia y su excelente cancillera María Ángela Holguín ha sido el apropiado, por el momento. Ha quedado muy en claro que, de acuerdo con la organización de la OEA, debe ser Cuba la que solicite ser invitada a la Cumbre, acogiéndose a los reglamentos de dicha Organización.
Algunos piensan que si se invita a Cuba a la OEA, haciendo una excepción a los reglamentos y doblegándonos a demandas de gobiernos, los cuales huelen cada vez más a dictaduras, como los de Chávez, Correa, Morales u Ortega, quizá desde la misma OEA se podría presionar a los Castro a hacer una apertura real hacia la democracia ¡Estos ilusos están soñando! Ojalá que el presidente Santos no sea uno de ellos. Por tener una Cumbre lucida no debemos comprometer nuestros principios democráticos.
La OEA, como todos deben saber, fue creada para la promoción y defensa de la democracia en las Américas. Es un baluarte que se debe defender. Cuba, si quiere pertenecer, debe probar su intención de democratizarse. Pero no será de la mano de Chávez, ni de Correa, como lo logre.