MARÍA CLARA OSPINA | El Nuevo Siglo
Miércoles, 20 de Agosto de 2014

Nonagésimo aniversario

 

La Sociedad Bolivariana de Colombia celebra noventa años desde su fundación en Bogotá, en 1924. Hoy, entrar en la hermosa casona donde tiene su sede, es visitar un lugar dinámico y hermoso, dedicado a la memoria del Libertador. Un lugar elegante, lleno de jardines y luz, donde encontrar la historia es un placer, porque está allí para deleite de todos los sentidos.

Allí encontramos a Simón Bolívar, en libros, imágenes, bustos, objetos que le pertenecieron y fueron de su uso cotidiano. Allí es fácil, aun para los niños, seguir la vida del Libertador desde su infancia, en su juventud, como hombre, pensador, y guerrero, como militar, incansable e indetenible luchador por la independencia de los países hispanoamericanos. Allí nos empapamos de todas sus glorias y también de su descenso, prematuro y doloroso hacia la muerte, en soledad y abatimiento.

Cada día, cada acto del Libertador, está registrado aquí; todo aquello que lo rodeó, la época, aun su música y sabores, los hombres que fueron sus compañeros de armas, sus amigos, sus detractores, aquellos que lo traicionaron y quienes hasta su muerte le fueron leales, sus amores, su Manuelita, en fin, todo lo que conforma un hombre y su historia.

Venir a esta casona es llegar al corazón mismo de nuestra historia, compartir las vivencias del Libertador y sumergirse en una época de grandeza, magnas ideas e ideales, una era de ilusiones patrias. Un momento donde él creyó posible una América unida, donde imaginó una nación grande, donde La Gran Colombia, estúpidamente desmembrada al poco tiempo de su creación, colmó el futuro de inmensas posibilidades.

Miguel Santamaría Dávila, su director desde el 2011, ha recuperado para todos, colombianos y extranjeros visitantes, un espacio que por múltiples razones, había venido a menos. Con su energía y capacidad organizadora, Santamaría Dávila restauró  algo que se ha querido borrar, eliminando la Cátedra Bolivariana en las escuelas, permitiendo que las ideas del Libertador sean manoseadas y amañadas como banderas políticas de personajes alejados de la verdadera esencia del pensamiento bolivariano.

La senadora Paloma Valencia, bisnieta del Maestro Guillermo Valencia, uno de los fundadores de la Sociedad Bolivariana, recordó, en su discurso con motivo de la celebración de este aniversario, las palabras de su bisabuelo: “La idea cardinal que la inspiraba era muy sencilla: tomar la figura del Libertador como símbolo de actividad patriótica y como tema de estudio, para buscar en los pasos heroicos de su vida marcial y de las múltiples expresiones de sus ideales americanistas, inspiración y ejemplo”.

 Hoy hay que agradecer a Santamaría Dávila, a la Junta Directiva, que con tanta eficacia lo ha acompañado, a organizaciones como Seguros Bolívar, la Universidad Sergio Arboleda, el CESA, las Fuerzas Militares y los particulares que, con gran visión y convicción, han contribuido a la total recuperación y modernización de este espacio.

Un país no puede, ni debe abandonar su historia. Como bien sabemos, quien no conoce su historia, no podrá construir su futuro con efectividad. Invito a mis lectores a venir, a traer a sus hijos y nietos; la Sociedad Bolivariana es de todos y para todos. Aquí se vive la historia, aquí se siente.