María Clara Ospina | El Nuevo Siglo
Viernes, 21 de Noviembre de 2014

Detención arbitraria e ilegal

Detención arbitraria e ilegal es la única manera de llamar al encarcelamiento  de Leopoldo López, el líder venezolano de Voluntad Popular (VP), organización opuesta al gobierno de Nicolás Maduro.

López se encuentra encarcelado, sin que se hayan probado las acusaciones en su contra o se haya efectuado un juicio desde el 18 de febrero, día en que se entregó voluntariamente, acompañado de una multitud de seguidores ataviados de blanco en señal de resistencia pacífica.

Este carismático líder, quien fuera alcalde de Chacao por 8 años (2000-2008) y cuya última elección fue por más del 80% del voto, se ha visto intimidado y maltratado por fuerzas del gobierno en múltiples ocasiones. No son pocos los intentos del régimen para detener su impulso y capacidad política.

En el 2006 dispararon contra él y, aunque no fue herido, fue tomado como rehén durante una presentación en la Universidad de Carabobo; en esa ocasión murió su guardaespaldas. Tragedia que fue vista como una clara amenaza contra su vida. 

Luego, fue declarado inhabilitado para presentarse como candidato a la alcaldía de Caracas por supuestas irregularidades en su alcaldía de Chacao. Por este caso la Comisión Interamericana de Derechos Humanos introdujo una demanda ante la Corte Interamericana, alegando que: “Venezuela violó los derechos de López al inhabilitarlo por razones administrativas, cuando se presentaba como candidato a la alcaldía de Caracas, mencionando falta de garantías y protección judiciales”. Sin embargo, arbitrariamente, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, bien conocida por sus simpatías chavistas, sentenció que las inhabilitaciones eran constitucionales.

Múltiples organizaciones mundiales de derechos humanos han exigido la inmediata libertad de López, entre otras el Grupo de Trabajo Detenciones Arbitrarias de la ONU. Solicitud que “olímpicamente” ha sido negada por Venezuela.

Human Rights Watch(HRW) dijo: "El gobierno venezolano ha adoptado abiertamente las tácticas habituales de los regímenes autoritarios y ha encarcelado a opositores, censurado medios de comunicación e intimidado a la sociedad civil".

El 20 de febrero, la Fundación de Derechos Humanos de Nueva York declaró a López como prisionero de conciencia y conceptuó: “Con el encarcelamiento de López y la brutal represión a la que policía, fuerza armada y grupos paramilitares están sometiendo a sus seguidores, el Estado venezolano ha perdido cualquier fachada de democracia”.

Lo más vergonzoso de este caso es el silencio guardado al respecto por la OEA, cuyo fundamento es la defensa de la democracia y los derechos ciudadanos que esta conlleva, y el total mutismo del vecino país, Colombia, maniatada completamente ante el gobierno de Maduro por la negociación de paz con las Farc que adelanta en Cuba. Es claro que una de las exigencias ocultas de las Farc para mantenerse en la mesa de negociación es el acatamiento del régimen de su compinche y facilitador venezolano y de los Castro en la isla.

Debemos exigir la inmediata liberación de Leopoldo López; no importa de qué país seamos. Los latinoamericanos debemos defender la democracia en nuestra región. No es posible regresar a las funestas épocas de regímenes autoritarios y represivos. Si nuestros gobiernos no son capaces de actuar, nos corresponde a los ciudadanos hacer sentir nuestras voces.