“El escándalo podría prolongarse por mucho tiempo con el gobierno empantanado en las investigaciones” dicen Bloomberg y Washington Post en un artículo sobre el gobierno Petro.
Gran asombro e indignación causan los recientes escándalos, pero nada más. Después vendrá otro escándalo y ya. Y así no la hemos pasado décadas. De escándalo en escándalo y no ha habido una sola consecuencia. Es decir, el éxito de un gobierno radica en poder sobrevivir a los escándalos cotidianos y normalizados. Y la forma de sobrevivir no es otra que generar otros hechos que indignen más que los anteriores hechos, los tapen y se olviden en una especie de sucesión de escándalos y amnesia colectiva. Se indigna la gente. Todos comentan. Pero no pasa nada. Si acaso se abre una investigación los noticieros hablarán del hecho y ya. Por eso se la pasa de viaje en viaje Petro en promedio dos al mes. Ahora en medio de más escándalos va a Francia sin que lo pueda acompañar el coronel Feria su jefe de seguridad quien se quedará en Colombia generando otro escándalo. Después viajará…
Si Colombia trascendiera del escándalo a las consecuencias sería un país serio y decente. Por ejemplo, Watergate. Un robo de documentos de la Sede Nacional del Partido Demócrata de Estados Unidos y posterior intento de la administración Nixon de encubrir a los responsables incurriendo en innumerables hechos de abuso del poder (chuzadas, espionaje, encubrimiento, mentiras, suicidios) y que como era de esperarse en una nación terminó con la salida de Nixon.
Pero no se hagan ilusiones en Colombia. Contra Petro nadie puede ni podrá. De cada escándalo sale más sonriente y fuerte y más él. El siempre será la víctima. Siempre le saldremos a deber. Vendrán escándalos peores. Nos dejarán indignados y no pasará nada. El gran perseguido es y será Petro. El gran experto en voltear todo y hacer desvanecer los argumentos en su contra para que se vuelvan a su favor.
Si el Washington Post avisa que este escándalo va a durar un poco más de lo que pronostican es porque no terminará en nada…
El suicidio del coronel será explotado políticamente como un “error del piloto”. Aprovecharán para meterle sicólogos a los policías y evitar el suicidio. El nóumeno del que habla el filósofo Immanuel Kant jamás será conocido en este caso. Un presidente con sospecha de silenciar prensa y guardar miles de millones usando a su asistente privada… Escándalos y más escándalos. Ojalá una justicia seria de un gobierno serio esté con la lupa puesta en este presidente y gobierno. Y ojalá los colombianos despierten y dejen de tapar el solo con las manos y dejen de repetir que se necesitaba un cambio y seguir aparentando que todo está muy bien para que afuera piensen que aquí no pasa nada.
El patrón en todo caso es muy similar al de Venezuela. Marchas masivas y minimizadas por el mismo gobierno que se dice llamar respetuoso de la democracia. Cada día más colombianos buscando su futuro afuera de ese territorio ancestral.