Después de muchos años, cuando las familias eran numerosas, incluso, hasta con 12 hijos de un mismo matrimonio, hoy por razón de los métodos anticonceptivos, por economía, por motivos laborales, etc, han ido reduciéndose a tres miembros, muy excepcionalmente cuatro; entre tanto, han llegado nuevos huéspedes permanentes y muy especiales.
Ellos son las mascotas, caracterizadas por su lealtad y sus manifestaciones afectuosas con sus dueños.
Los cuidados del amo son fielmente retribuidos sin diferencias de estrato o condición social.
Representan un ejemplo de nobleza, de ahí la frase famosa del Poeta Lord Byron: "entre más conozco al hombre, más quiero a mi perro".
Cada día son más las casas y apartamentos donde existen perros y gatos. Por cada 100 familias en Colombia se estima hay entre 35 y 40, cifra con tendencia a incrementarse, a tal punto, que expertos del Dane proveen agregar como rubro de la canasta familiar el cuidado de mascotas.
También se ha puesto de moda la adopción como alternativa para el cuidado de animalitos, pequeños y grandes, que hayan sido abandonados.
Sin embargo, la determinación de adquirir una mascota o recibirla en adopción es toda una responsabilidad a la cual debe brindarse la atención y los cuidados que requiere. Es fundamental estar plenamente convencido que el compromiso adquirido, no solo es por unos días, sino por años.
La Federación de Entidades Defensoras de Animales y del Ambiente de Colombia (Fedamco) recomienda que cuando alguien se decida a tener una mascota sea "una decisión completamente personal y solo si se cuenta con el tiempo, el espacio y los recursos para cubrir las necesidades básicas del nuevo integrante de la familia”.
De otra parte, valiéndose de unos protocolos y reglamentos específicos, existe también la utilización de animales en la terapéutica para enfermos o discapacitados, siendo ésta una actividad que cada año proporciona un sinnúmero de efectos favorables en el ser humano.
Así mismo, en labores de vigilancia y de policía. Pero, sin lugar a dudas, en la composición familiar es donde se ha vuelto común tener perro o gato, realidad que implica ajustar los hábitos de convivencia, desde su inclusión al núcleo del hogar, hasta los cuidados básicos de alimentación, higiene, educación, ejercicio, visitas al médico veterinario, vacunas y ciclos sexuales o esterilización.
A propósito, también hay otros animales que han sido considerados como "mascotas" pero está prohibido tenerlos, ellos son las que corresponden a la biodiversidad faunística colombiana, que según lo establece la Ley 1453 de 2011, en su artículo 328 "quien se apropie, introduzca, explote, transporte, mantenga, trafique, comercie, explore, aproveche o se beneficie de ellas, incurrirá en prisión de cuarenta y ocho (48) a ciento ocho (108) meses y multas hasta de treinta y cinco mil (35.000) salarios mínimos legales mensuales vigentes."
La pena se aumentará si son especies en peligro de extinción o de carácter migratorio, raras o endémicas del territorio colombiano.
Por último, cabe destacar que la humanización del manejo de los animales, ha llevado a que el nuevo Código de Policía de nuestro país incorpore 19 artículos, particularmente relacionados con el maltrato animal.