MAURICIO BOTERO MONTOYA | El Nuevo Siglo
Domingo, 6 de Noviembre de 2011

Del nepotismo electoral

El  presidente Santos habló por televisión entre lloroso y exultante tras la última elección. ¿Qué sería?
Con la elección de Petro se consolida el centro izquierda político y se cuestiona otra vez la utilidad de la guerrilla. Se consolida la democracia. Se sepulta el populismo rojista que tuvo validez contra la camisa de fuerza del Frente Nacional, pero que ahora había decaído en un modus vivendi nepótico. Nepotismo que encabeza la familia Galán-Valdivieso y prolongan varios ex presidentes y ex candidatos presidenciales con sus hijos en cargos de elección. Nepotismo que atasca la democracia y pone un grave signo de interrogación sobre la capacidad imaginativa y de autonomía de esos pichones. Lo único que podemos dar por averiguado es que la bandera de Galán Sarmiento contra el nepotismo no será retomada por sus deudos. Aquí el contubernio familiar endogámico y principesco es visto como algo normal. Pero no lo es. Carcome la vida misma del espíritu democrático. Se trata de una aberración dinástica deletérea para la libertad y la igualdad de oportunidades.
El ansia de atornillarse al poder en cabeza propia o a través de los hijos persiste en Latinoamérica. Está Fidel en Cuba, algo mayor que el Papa Benedicto XVI, gobernando con su hermano hace más de medio siglo. Están los Kirchner en Argentina, que parecen salidos de una opereta. Chávez en Venezuela auto-perpetuándose. Las reelecciones de Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia y Uribe en Colombia sufren de esa codicia de poder. Alegan que el crecimiento económico durante sus gobiernos lo ameritan. La Kirchner sostuvo que en el último decenio el producto bruto creció más que en los otros gobiernos de los últimos doscientos años.
Estos pequeños sátrapas locales atribuyen la crisis del dólar y la desesperada inversión externa en Suramérica a la habilidad de Evo Morales, Correa, Uribe y los Kirchner en sus respectivos países. Las ranas afirman que la inmensidad del cielo es del tamaño de su pozo.
En el caso de los Moreno Rojas el nepotismo vino acompañado de otras fallas. La ineptitud administrativa es la más evidente. Y con el cruce de otra cepa nepótica, ojos ciegos para el incumplimiento de contratos de parte de los amigos de los hijos de Uribe, los nefastos Nule, premiados por el anterior gobierno, debo repetirlo, con la adjudicación de 70 contratos en todo el país.
Se percibe el auge de la juventud y sus redes en el ciberespacio.
La votación demostró que en las tres grandes ciudades, Bogotá, Medellín y Cali, la opinión se cansó de las falsas promesas de acabar con las Farc mientras se saqueaba el erario; se cansó de la reelección indefinida. En Departamento en donde la opinión pública pesa menos y el paramilitarismo mas, el uribismo salió mejor librado. Basta ver lo ocurrido en la Gobernación del Valle, donde desde la cárcel un ex senador uribista se impuso. Pero en general sufrió una derrota, tranquila, democrática. Sin amenazas, sin chuzadas, ni twitters injuriosos. Hablar con franqueza del nepotismo, sin reducirlo a las zonas francas, es justo hacerlo en este mes de Todos los Santos. Y celebrar con el Presidente con voz entrecortada y ojos llorosos la victoria democrática alcanzada contra la guerrilla y el paramilitarismo.