El Covid-19 ha generado una crisis mundial sin precedentes, cuando la humanidad creía controlarlo todo, cuando creíamos que la modernidad y la ciencia nos habían hecho invencibles, un pequeño virus nos está recordando la fragilidad de nuestras vidas. Además de las muertes que ha causado esta pandemia, las consecuencias sociales y económicas seguramente serán más letales que la propia enfermedad, millones de puestos de trabajo se van a perder, millones de empresas quebrarán, millones quedarán en las calles sin comida, millones perderán a sus seres queridos, los sistemas de salud colapsarán, los Estados serán incapaces de reparar las consecuencias y de mantener la inversión social.
Este virus, que ha paralizado a la humanidad entera, obligando a cerrar fronteras, a suspender el intercambio entre los países, este virus que nos tiene confinados en las paredes de nuestros hogares, tal vez sea el desafío más grande que haya enfrentado nuestra generación. Sin duda el mundo cambió, nuestra vida cambió y, de cierta forma, tendremos que volver a empezar.
Estar encerrados en nuestras casas para evitar la propagación del virus, nos está dando varias lecciones. La era digital se impuso en nuestras vidas sin contemplaciones, gracias a internet podemos trabajar, estudiar, comunicarnos, distraernos e informarnos desde casa. Sin duda, las personas, los hogares, las empresas y los países que hayan avanzado más en su digitalización, son los que más posibilidades tendrán de sobrevivir a esta tragedia.
Gracias a internet, no solo podemos satisfacer nuestras necesidades más básicas, como poder pedir alimentos al hogar, consultar un médico desde casa, llamar a un servicio de emergencia, hablar y ver a un familiar que esta lejos o poder ver una película; podemos atender una clase virtual o conectarnos en tiempo real con los compañeros de trabajo de forma remota. Las ciudades y los países que tenían a sus ciudadanos conectados sufren menos traumas al tenerlos encerrados en sus casas, un porcentaje de sus industrias puede seguir funcionando, produciendo y vendiendo para evitar desabastecimiento, garantizando el pago de su nómina y su capital de trabajo.
Las ciudades y los países con mayor apropiación digital y con mayor penetración de internet, han podido reaccionar de forma más eficiente, reduciendo la propagación de la pandemia. Han logrado mantener informada a su población, difundiendo medidas preventivas, han logrado hacer la trazabilidad de los afectados por el virus, estableciendo si han respetado o no la cuarentena e identificando con quiénes han interactuado.
Esta situación, ha hecho recobrar mayor relevancia a las telecomunicaciones, convirtiendo a internet en un recurso tan importante como la misma energía, sin duda esencial en nuestras vidas. Sin internet, las consecuencias de esta tragedia serían aún mayores, y la posibilidad de recuperarnos, menores. Conscientes de esta situación, y de la necesidad de ser solidarios con todos los colombianos en estos momentos difíciles, las empresas de telecomunicaciones asociadas en Asomóvil y Andesco (Claro, Telefónica, Tigo, ETB, DirecTV Y Emcali), han decidido garantizarles a todos los colombianos un mínimo vital de comunicaciones, haciendo más llevadera nuestra cuarentena y evitando una mayor paralización del país. En momentos difíciles necesitamos la solidaridad de todos, nuestro deber como ciudadanos es quedarnos en casa, nuestro aporte, como industria, será seguir conectando al país.
@SamuelHoyosM