MONSEÑOR LIBARDO RAMÍREZ GÓMEZ | El Nuevo Siglo
Domingo, 30 de Octubre de 2011

A propósito de la Carta del 91 (XVII)

Después  del ya recordado juicio y rotundo respuesta a las acusaciones del precursor Antonio Nariño ante el Congreso (15-05-1823), con la debida absolución de toda sombra de duda de cualquier actitud antipatriótica, ya busca el Precursor mayor cuidado a su salud, y, desde el 7 de agosto subsiguiente, comienza su peregrinar hasta llegar al apacible clima de Villa de Leyva. En esta localidad, con aprecio y gratitud de nobles corazones, pasa sus últimos días este “Segundo Padre de la Patria”, quien el 13 de diciembre de (1823), a su 58 años y 8 meses, rendía cuenta a Dios de una existencia consagrada, minuto a minuto, al servicio de los más nobles causas: tuvo con un corazón creyente en Dios y la perenne protección de Jesús Nazareno, que invocara, sin respeto humano, para su victoria del 9 de enero de 1813. Hoy, de pronto seria llamado de nuevo al banco de los acusados por invocar a Dios en asuntos públicos.
Pasos en grande, ya narrados, fueron cimentando la nueva realidad del continente. Se logra plena independencia del Ecuador en el triunfo de Pichincha (24-05-22), la del Perú con los de Junín (06-08-24) y Ayacucho (09-12-24), y la de Bolivia, Alto Perú, como prolongación de la caída del Virreinato de Lima y acogida en el Cuzco y La Paz a los libertadores Bolívar y Sucre. Mientras tanto se mantenía en Bogotá, la Presidencia de Bolívar para la Gran Colombia, con su Primer Congreso en Cúcuta (1821) que produjo una bien delineada Constitución y dio nombramientos a Bolívar a Santander como Presidente y Vicepresidente. Se llegó a la reunión del Congreso en abril de 1823, el mismo del juicio a Nariño, con aplicación de lo establecido en Cúcuta, con aprobación en él de acuerdos internacionales y provisión de gastos para la campaña libertadora del Sur.
Vienen luego las tareas del Congreso de los años siguientes, que marcan el acontecer de la Nación que se iniciara en Angostura (1819) y Cúcuta (1821). En 1824 se toman decisiones con miras a reclutar numeroso ejército ante posibilidad de nuevo ataque español, y tratados con México y Argentina. En 1825 se termina la supresión de la trata de esclavos, bajo condena a pena de muerte y aprobación de tratados de amistad con Inglaterra y Estados Unidos. En 1826 se hace reelección de Bolívar y Santander para Presidencia y Vicepresidencia, y se acepta acusación contra Páez, Comandante General en Venezuela, por “abuso de poder”, lo cual precipitó su rebelión. El Congreso depuso a aquel valiente luchador de la causa de la Independencia y le ordenó se presentara para juzgarlo, quien pensó presentarse, pero los amigos, de Venezuela lo disuadieron, con advertencia de su posible fusilamiento. Permanece, entonces, en ejercicio de las funciones de Jefe Civil y Militar que le decretaron cesantes los legisladores de Bogotá, y convoca Asamblea Constituyente en Caracas, pero busca entenderse con Bolívar que estaba en Guayaquil.
La grave situación entre el Congreso y Santander, frente a Páez, hace que el Libertador asuma el mando en Bogotá, tomando medidas urgentes, entre ellas económicas, y decisión de salir con tropas para Venezuela (25-11-1826). Nombró Bolívar a los generales Urdaneta y Salinas como jefes militares en Venezuela mientras dialogaba con Páez y daba Decreto de amnistía para todos los rebeldes (enero 1827), al tiempo, en términos suaves llamaba a Páez a un encuentro, lo que éste aceptó . Bolívar y Páez se abrazan y esto revoca la convocatoria de Asamblea Constituyente, le ofrece plena fidelidad y Bolívar quien lo restituye en sus cargos en ese mismo enero. Este final no fue bien visto en Bogotá. (Continuará).