La globalización desnudó factores comunes que predominan en nuestra diaria realidad: la violación derechos humanos, la corrupción, la exclusión y la concentración de oportunidades-beneficios.
En Colombia, como típico partido flojo, ninguno de los bandos tripartita propone nada relevante. Además del espectáculo de la polarización, el Pacto Histórico demostró que “ganar es perder un poco”, pues las reformas del gobierno del cambio, tal como las de sus predecesores, sólo ofrecen títulos rocambolescos porque los contenidos no alteran al statu quo. Para colmo de males, el Ministerio de la Igualdad y la Equidad promete ser más de lo mismo.
Ampliando horizontes, en el Viejo Continente, el impuesto mínimo a las multinacionales dependía de superar el veto húngaro, país que, aunque estaba fuera de lugar, contragolpeó: usó como moneda de cambio la reducción de castigos por violar el Estado de Derecho, para apoyar esa iniciativa tributaria, que tampoco hará la diferencia.
Y, entre tanto nacionalismo errático, en otro Mundial determinado por la corrupción, el planeta quedó admirado con la Selección de Marruecos, porque nos identificamos con los marginados que sorprenden, y nos seduce que los poderosos pierdan. Sin embargo, sus jugadores desconocían el idioma y las costumbres del país al cual representaron.
En la cancha económica, urge atender los desafíos que expone el World Talent Ranking, que mide entre 63 países la capacidad para atraer, desarrollar y retener talento, y donde Colombia pasó del puesto 54 (2019) al 61 (2022), por culpa de los autogoles que metió Iván Duque (y el actual gobierno no ha honrado las expectativas por las cuales fue electo).
Como síntesis, ese escalafón pondera tres pilares: inversión y desarrollo, atractivo y preparación. El primero involucra al porcentaje del PIB destinado a educación, y Colombia ocupa el mediocre puesto 33; respecto al Gasto Total por Estudiante, estamos peor, 55, y somos 60 en el Número de Estudiantes por Profesor. Los empresarios también salen mal parados, pues en la Economía del Conocimiento el Entrenamiento a Empleados se ubica 41.
Sobre el segundo pilar, ocupamos el puesto 4 en Costo de Vida, y 56 en Bienestar. En las variables Motivación y Atraer + Retener Empleados, atendemos las posiciones 54 y 56. En Justicia fuimos 54, y en Impuestos a Individuos 7, porque nuestro sistema tributario es tan permisivo como inefectivo: castiga a las empresas, beneficia a los ricos y no permite sustentar las urgentes inversiones para materializar los designios de la Constitución.
Finalmente, somos 39 en Mano de Obra Calificada; 58 en Alineamiento de la Educación con las Necesidades de Negocios, 51 en la medición de Competencias Gerenciales, y, para sorpresa mía, fuimos 31 en Graduados STEM. Claro, la cantidad no equivale a calidad.
Colombia es un país refundido, que necesita refundarse, empezando por aclarar las distinciones entre Igualdad (todos pisando el mismo nivel, aunque no todos puedan satisfacer sus necesidades), Equidad (todos resuelven sus necesidades, desde diferentes escalones), y Diseño Inclusivo (todos parados al mismo nivel, sin obstáculos pata realizar sus necesidades).
Ya ni siquiera somos país de media tabla. Somos coleros, tercermundistas.