En esta década los mayores productores de petróleo del mundo le apuntan al crecimiento. El reto de descarbonizar es paralelo y complementario a la estrategia de crecimiento.
Comparado con un escenario base de 50 dólares por barril entre 2023 y 2050, si se dieran 70 dólares/barril se generaría una inmensa cantidad de caja para todas las petroleras estatales, según la prestigiosa consultora especializada WoodMackenzie.
De aquí al final de esta década, las petroleras de Oriente Medio recibirían 540 mil millones de dólares adicionales; detrás vienen las del Lejano Oriente, en China, Tailandia e Indonesia, que aumentarían su caja en cerca de 220 mil millones de dólares; muy cerca estarían las petroleras rusas, Gazprom y Rosneft; y en cuarto lugar aparecen las latinoamericanas, Petrobras, Pemex y Ecopetrol, que como grupo alcanzarían la no despreciable suma de 135 mil millones de dólares de caja.
El mensaje de estas cifras es contundente: si usted quiere dejar de ser petrolero, esta no es la década.
Preguntémonos entonces: ¿Quién de los líderes políticos, económicos o empresariales de China, Indonesia, Rusia, Arabia Saudita, Brasil, Argentina o México se plantearía como visión estratégica ir abandonando el petróleo y el gas?
Es justamente el petróleo y el gas lo que les permitirá desarrollar sus países, invertir en el futuro, hacer la transición energética, e inclusive, en el caso más aberrante, hacer la guerra. A muchos de ellos los hidrocarburos los ponen en el mapa geopolítico y económico mundial. Por supuesto, también los pone en la ruta del avance social.
De hecho, las cifras no incluyen a Yacimientos Petrolíferos Fiscales, de Argentina, ni a la venezolana Pdvsa. La primera ha tenido una notable evolución reciente en la bolsa de valores de Nueva York; la segunda irá recuperando paulatinamente su maltrecha situación operativa y financiera, luego del saqueo y la diáspora de talento al que la sometió el chavismo y el madurismo. Los renovados acuerdos con Chevron auguran una recuperación del petróleo venezolano
En la década pasada las estatales petroleras adicionaron más del doble de reservas que las grandes multinacionales privadas, 107 miles de millones de barriles en reservas probadas versus 50 mil millones de las llamadas “majors”. ¡Más del doble! Es decir, la cancha se ha inclinado a favor de las estatales versus las grandes multinacionales. Repito, no es el momento de debilitar a Ecopetrol, sino de fortalecerla.
Si el énfasis es, como debe ser, reducir las emisiones, aún muchas compañías seguirán aumentando emisiones en el corto plazo, pero ese no es el caso de Petrobras ni Ecopetrol. La brasilera está en el llamativo grupo de las que alcanzaron un pico en sus emisiones, y van en descenso, junto con Shell y Eni.
Mientras que Ecopetrol aún no llega a ese pico, pero ha logrado estabilizar sus emisiones, lo que la pone en el grupo de Exxon, Total, Chevron, Equinor y BP. Resalto que Petrobras es la única estatal del primer grupo y Ecopetrol la única del segundo. Estos son logros notables y reconocidos a nivel mundial.
Por debajo de Petrobras y Ecopetrol se hallan las 20 petroleras estatales más grandes del mundo que han puesto metas de emisiones de CO2, pero aún son un saludo a la bandera. En suma, Ecopetrol y la industria de petróleo y gas nacional han hecho la tarea y podrá seguirla haciendo. Empújenlas, en lugar de atajarlas.