"En política no hay subcampeones", dijo recién elegido el Presidente Iván Duque, en una entrevista para el programa "La Hora de la Verdad" de Fernando Londoño Hoyos; e hizo referencia a que gobernaría para todos los colombianos con la mejor voluntad, tal como lo comentamos en esta columna bajo el título "Con Todo para Todos".
El énfasis en el tema surge ahora, a raíz de que aún sin posesionarse, ya hay reparos de parte de la oposición.
Pues, ante tal circunstancia, considero más sano y objetivo, a partir de hoy, centrar las energías en priorizar las necesidades del país y en contribuir a resolverlas, y no distraerme en desavenencias ajenas y en estimular odios o rencores de otras personas. El gobierno apenas comienza, y coadyuvar en su gestión es servirle a Colombia.
El resultado de las mayorías debe respetarse; o sino, para qué es entonces la democracia.
Obviamente, no se trata de plantear solidaridades incondicionales, sino sobre la base de gobernar correctamente y en beneficio de todos, tal como el mismo Presidente lo ha manifestado.
El Estatuto de Oposición, ley sancionada hace poco por el hasta hoy presidente Santos, estableció el marco general para ejercerla y protege a quienes resuelvan dedicarse a ella, "previa declaración en el primer mes siguiente al inicio del periodo gubernamental, haciendo pública su condición de opositor ante la autoridad electoral".
Se sabe, y así lo han confirmado, que la oposición la harán las fuerzas de izquierda representadas en el Congreso por varias colectividades, que ni juntas hacen mayoría. Entre ellas, las comandadas por Gustavo Petro.
Pero entonces, la izquierda actuará como bancada única en los trámites legislativos y para ejercer el control político.
Entre tanto, la esencia de la Ley Estatutaria de Oposición es, que se trata de un derecho de las minorías.
Quedan por reglamentarse varias de sus normas, luego de lo cual podrá saberse a ciencia cierta, la suerte de los acuerdos de La Habana; qué va a pasar con los pensionados; cuál es el futuro de las EPS; la reforma tributaria radicada este siete de agosto, típica de todos los gobiernos; y cuál el futuro del sector agropecuario, eje central del posconflicto y de la política de paz.
Para no detenernos a hablar de otros asuntos igualmente indispensables, como las reformas a la justicia y a la educación.
Por su parte, las redes sociales también continuarán generando opinión, pero esa la recibiré con beneficio de inventarios, pues no se puede creer en todo lo que allí se plantea, ni aceptar la forma desobligante como muchas veces se divulga.
Así las cosas, el presente Gobierno no sólo comienza con oposición, sino que debe prepararse para soportarla durante todo el tiempo, debido a los momentos que vive el país y, obviamente, por efecto de la misma Ley Estatutaria puesta en vigencia.
Para finalizar, a la hora de la verdad, ni Duque puede confiar en sus 10 millones de votos, ni Petro en sus ocho millones; pues muchos votaron por el primero debido al temor por el supuesto "castrochavismo"; y una considerable cantidad de votos de Petro no fueron por él propiamente sino contra Uribe.
Superada la contienda, queda mucha tela por cortar y un largo camino por recorrer.
Lo cierto es que el Presidente es Duque, gústenos o no; esa es la realidad constitucional y legal; o sino entonces, para qué es la democracia.
El campeón es él, "no hay subcampeones"; los demás son sólo senadores.