Nos cambió la vida | El Nuevo Siglo
Miércoles, 3 de Febrero de 2021

La vida nos cambió inesperadamente, vamos a completar un año desde que ese virus se manifestó convirtiéndose apuradamente en pandemia. El mundo colapsó y millones de personas se han contagiado y muerto.

Pero quizás el drama más fuerte para el ser humano ha sido el encierro, pues por naturaleza es libre y auto determinante. Hoy salir ofrece un enorme riesgo, así sea a la esquina, pues nadie sabe donde se encuentra ese enemigo que está al acecho.

Muchos han entrado en crisis nerviosa, sus hábitos han cambiado, el sobrepeso es común por el encierro, tapabocas para rato, muchos hogares se han destruido, otros consolidado, la televisión y las series se han fortalecido, los oficios religiosos se convirtieron en virtuales, los gimnasios son reemplazados por la pantalla, el deporte al aire libre ha disminuido, el trabajo en casa llegó para quedarse, muchas empresas han cerrado sus oficinas, las fiestas se hacen por zoom, lo mismo que las juntas y reuniones empresariales, las tertulias de amigos en el café ahora son por Whatsapp, el estudio es virtual, los niños juegan en casa y el consumo de licor aumentó. En fin, la nostalgia de la calle se siente, los centros comerciales funcionan a media llave con un altísimo número de locales cerrados, el transporte público es más vacío, los cines, bares y restaurantes en quiebra gran parte de ellos.

Los nuevos negocios que asoman parten de la virtualidad, los domicilios, las compras por internet se han incrementado, acostumbrando al consumidor a esa modalidad. La propiedad raíz esta modificando su valor, la demanda de locales comerciales ha disminuido, contrario a la vivienda que mantiene su valor y en algunos casos se ha valorizado. Las aerolíneas ofrecen tiquetes al 20% de su costo y paquetes turísticos atractivos, no son comprados. Los dueños de restaurantes al verse obligados a su cierre, se han reinventado mediante la modalidad de “cocinas clandestinas”, es decir se trasladan a las casas a preparar sus menús al gusto del cliente. Los lavaderos de autos han disminuido su volumen en más de un 50% y el comercio informal en desespero.

Sin embargo, la mendicidad ha crecido exponencialmente, pues la necesidad ha hecho que muchos se vuelquen a las calles a recoger monedas; los músicos llevan serenatas espontáneas a los barrios donde gente generosa les colabora. En fin, la vida nos cambió, algunos indisciplinados contrarían las normas de bioseguridad y la delincuencia aprovecha para hacer de las suyas, mientras que las autoridades se esfuerzan por mantener el control, arriesgándose a ser acusados.

La vida ha cambiado en el mundo, jamás se pensó, por lo menos la gran mayoría, no sabemos hasta cuando, existe mucha teoría y especulaciones, algo de cierto traerá, pero el hecho es que por lo menos este año 21, quizás el 22 y los sucesivos mantengan esta amenaza a la humanidad, por lo tanto solo nos queda saber superar el drama del encierro, que va para largo.

arangodiego@hotmail.com